Encontré Mi Corazón en San Francisco

(I found my heart in San Francisco)

Libro 1: Despertares

(Awakenings)

Por: S X Meagher

Traducción: Saphic Nebulae

 

Segunda Parte

(Descargos, ir a primera parte) 

* * * * * * * * * * *

Jamie empezó a despertarse justo cuando comenzaba a amanecer. Su primera sensación fue una lánguida y tierna caricia vagabundeando arriba y abajo por sus piernas desnudas. Las manos se movieron al frente y empezaron una danza lenta y provocativa sobre sus muslos crispados. Lentamente comenzó a ganar alguna semblanza de conciencia. Empezó a responder al toque deslizándose gentilmente contra él. Era claro que no estaba totalmente despierta, pero que tampoco estaba dormida.

La caricia remontó por su cuerpo para masajear tiernamente su estómago, lados, pechos y brazos. Su camiseta desapareció y el toque pasó a abarcar la totalidad de su cuerpo desnudo. Jack todavía yacía de costado detrás de ella. Ella comenzó a mover sus caderas al ritmo de sus caricias. Cuando arqueó su espalda sensualmente contra él, él la dio vuelta de modo de yacer cara a cara. Él comenzó a besar lenta y provocativamente cada parte de su cuerpo que podía alcanzar. Luego de lo que pareció una eternidad, ella comenzó a gemir suavemente y a mover sus caderas, necesitando su inmediata atención. En ese punto él respondió rápidamente, deslizándose dentro de ella mientras ella dejaba escapar un pequeño jadeo. Se movieron juntos en perfecta coordinación y ella se sorprendió gratamente al encontrarse nuevamente gritando su éxtasis, unos minutos después.

Jack la mimó y le dijo palabras de amor al oído por unos tiernos momentos. El sentimiento de calidez y contento se apoderó de ella nuevamente, y volvió a caer en un sueño saciado.

A las 10 a.m. Jamie se forzó a abrir los ojos y mirar al reloj de la mesa de luz. Guau, tuve el sueño más extraño pensó. Sin embargo, luego de una rápida inspección física, se dio cuenta de que no había estado soñando. Dios, ¡dos veces en dos días! ¿Qué se le ha metido adentro? Hablando de eso, ¿qué se me ha metido? Sea lo que sea espero que permanezca por aquí, rió para sí misma.

* * * * * * * * * * * *

Cuando regresó a Berkeley, Jamie se sentía mucho mejor acerca de su relación con Jack. El lunes por la mañana todavía estaba de buen ánimo durante la clase de psicología y recibió una buena cantidad de bromas de Ryan cuando la clase terminó.

¾ ¿Puedo asumir que tú y tu novio resolvieron sus problemas? ¾ preguntó con un centelleo en sus claros ojos azules.

Jamie sonrió de manera satisfecha y contestó: ¾ Definitivamente hicimos las paces. Sin embargo no estoy segura de que hayamos resuelto algo. Ese comportamiento fue tan fuera de carácter para Jack que simplemente voy a asumir que estuvo momentáneamente poseído.

¾ Ey, tengo mi habitual hora libre, ¿puedo interesarte en otra botella de jugo… o tres?

¾¾ contestó Jamie¾ , eso sería agradable.

Mientras caminaban a través del campus, Ryan se sintió complacida de notar que Jamie nuevamente charlaba sin cesar en su estilo habitual. Jamie fue la primera en meter la mano en su mochila y ofrecer pagar las bebidas, así que Ryan accedió y escogió una mesa, mientras miraba a Jamie esforzarse en llevar las cuatro botellas.

¾ No voy a pretender siquiera que dos de estas son para mí ¾ bromeó.

¾ En realidad, yo podría beber las cuatro, así que mejor ten cuidado ¾ replicó Ryan moviendo una ceja de arriba abajo.

¾ ¿Cómo consumes todas esas calorías y te mantienes tan delgada? ¾ preguntó Jamie sacudiendo la cabeza.

¾ Bueno ¾ dijo Ryan pensativamente¾ , soy realmente activa, y con todo lo que sudo en mi trabajo, me encuentro con que puedo comer todo lo que quiera.

¾ ¿En qué demonios TRABAJAS? ¾ dijo finalmente Jamie en forma abrupta.

Ryan pareció ligeramente confundida al contestar: ¾ Soy entrenadora personal. Te lo dije.

Jamie comenzó a reír tan fuerte que las lágrimas empezaron a correr por su cara. Se aferró a los lados de su cuerpo y comenzó a mecerse hacia delante y atrás en la silla.

¾ Uy, Jamie, me he encontrado con muchas reacciones, pero nunca con ésta ¾ dijo Ryan confundida.

¾ No Ryan, no me río de tu trabajo ¾ explicó¾ . No me habías dicho lo que hacías, y yo dejé correr mi fértil imaginación. Te imaginaba como una especie de prostituta lesbiana muy bien pagada.

Frente a eso, Ryan echó su cabeza hacia atrás y rugió de risa.

Después de algunos momentos, secó las lágrimas de sus ojos y frunció levemente el entrecejo a Jamie: ¾ Ey, acabo de darme cuenta de que eso puede haber sido un insulto ¾ dijo lentamente¾ . ¿Estás diciendo que parezco una prostituta?

¾ ¡No! ¡Por supuesto que no! ¾ gritó Jamie¾ . Pero no podía figurarme por qué otro motivo tendrías que cronometrar a tus clientes por una hora, tener potencialmente dos al mismo tiempo y poder tomar siestas entre ellos. Y seamos honestas Ryan, eres hermosa y puedo ver a las mujeres pagando por el placer de tu compañía.

¾ Mmm… ¾ dijo como si contemplara cambiar de empleo¾ . Me pregunto cuántas mujeres comparten tu punto de vista. Naaa, odiaría mezclar negocios con placer ¾ decidió finalmente con una amplia sonrisa.

* * * * * * * * * * * *

Cayeron en una rutina en la cual pasaban charlando la hora después de clase y antes del laboratorio de biología de Ryan. En unas pocas semanas el hábito estaba tan arraigado que ni siquiera necesitaban preguntárselo antes de comenzar automáticamente la corta caminata hacia Bancroft Hall.

Jamie había indagado una o dos veces sobre la participación de Ryan en la bicicleteada del SIDA (AIDS ride), preguntando cómo iba su entrenamiento. Una clara y vivificante mañana de Septiembre, después de otra de esas preguntas, Ryan la miró seriamente y dijo: ¾ ¿Sabes Jamie?, si tienes un mínimo de interés podría prepararte para la carrera.

Jamie se sintió desconcertada frente a la mera sugerencia de que ella podría lograr esa misión monumental y rápidamente comenzó a poner reparos.

¾ Ryan, ni siquiera tengo una bicicleta. No he montado en absoluto desde la escuela primaria, e incluso en ese entonces no lo hacía seriamente. Lo más energético que hago es jugar golf, y como siempre digo, si puedes fumar al hacerlo, no es un deporte.

¾ Todos los que van dudan de su habilidad, Jamie. En la primera bicicleteada había gente con todos los tipos de discapacidad física o emocional en los que puedas pensar. El grupo se ha vuelto más diverso cada año desde entonces. Hay gente de 140 kilos. Hay personas a quienes les falta algún miembro. Hay gente con SIDA. El año pasado había dos personas que nunca habían andado en bicicleta hasta que comenzaron a entrenar. Por como se te ve ¾ la ojeó de arriba abajo cuidadosamente¾ no tienes ninguna de las excusas arriba mencionadas.

¾ Bueno, supongo que tienes razón. Realmente no tengo una buena excusa. ¿En serio piensas que podrías prepararme para hacerlo? Es que parece una tarea tan gigantesca. Realmente estoy fuera de forma, Ryan. No sé si será posible.

¾ Ay, ¿no podrías poner más excusas? ¾ bromeó Ryan con un brillo juguetón en sus ojos¾ . Tengo bastante confianza en que puedo prepararte si quieres intentarlo. He entrenado gente para ultra maratones y triatlones y los principios son los mismos. Comienza despacio y construye. No digo que sea fácil porque no lo es. Pero para mí es una de las cosas más gratificantes que hago ¾ aseveró Ryan firmemente¾ . Perdí a mi querido primo Michael hace diez años a causa del SIDA. Era uno de los hombres más dulces que he conocido y sólo tenía 27 años cuando murió. Cualquier cosa, por más pequeña que sea, que pueda hacer para evitar que otra familia pase por ese dolor vale cualquier cantidad de sacrificio para mí ¾ dijo sobriamente.

Jamie permaneció sentada en pensativo silencio por unos momentos: ¾ Bueno, si estás dispuesta a asumir responsabilidad por una causa perdida como yo, estoy dispuesta a intentarlo. ¿Dónde empezamos?

Ryan resplandeció con una sonrisa que Jamie se sintió forzada a retornar.

¾ Supongo que lo primero es conseguirte una bici, asumiendo que no tengas una. ¿Puedes gastar dinero en una bici en este momento?

¾ Sí, puedo arreglármelas ¾ dijo fácilmente.

¾ ¿Cuándo estás libre para ir de compras?

¾ ¿Qué tal mañana? ¾ sugirió Jamie¾ . Mejor lo hacemos antes de que pierda el coraje.

¾ Trato hecho. Mañana estoy libre desde las 10 a la 1 p.m.. Normalmente estudio a esa hora pero para variar estoy increíblemente al día. ¿Te viene bien?

¾ Perfecto ¾ concordó Jamie.

* * * * * * * * * * * *

Como habían acordado, Jamie recogió a Ryan a las 10 a.m. y se dirigieron a su tienda de bicicletas preferida en Oakland.

¾ Hace mucho tiempo que vengo acá ¾ le dijo Ryan¾ . Estos tipos realmente conocen su oficio y no tratan de venderte cosas que no necesitas.

Entraron a la tienda para encontrarse con una ruidosa bienvenida de parte del hombre canoso que estaba detrás del mostrador: ¾ Hola Ryan, hacía tiempo que no te veía ¾ dijo de buen humor.

¾ Eso es sólo porque haces tan buenos trabajos en mis bicis que nunca tengo que regresar. Es tu propia culpa, Bill ¾ bromeó.

Ryan hizo las presentaciones mientras pasaban alrededor del mostrador: ¾ Bill, ésta es mi amiga Jamie. La convencí de correr conmigo este año en la carrera del SIDA. Pero no tiene una bici, así que tendrás que equiparla.

¾ Excelente Jamie ¾ dijo con entusiasmo¾ . Con Ryan guiándole lo harás bien. Ella ha hecho que algunos personajes bastante desahuciados pasaran exitosamente esta experiencia. Así que… ¿qué tienes en mente?

¾ No sé nada sobre bicicletas. Ustedes dos son los expertos. ¿Qué sugieren? ¾ dijo mirado a Ryan.

¾ Una bicicleta de carretera sería lo mejor para la bicicleteada ¾ dijo Ryan pensativamente¾ . Lo único malo es que no puedes sacarla para nada de la carretera. Pero te dejará subir los cerros más fácil y va mucho más rápido que una bicicleta de montaña.

¾ El precio es un gran factor, Jamie ¾ explicó Bill¾ . Puedo hacerte una bicicleta de carretera por $1000 pero sentirás cada kilo de peso durante ese largo recorrido. Al otro lado del espectro, puedo hacerte una bicicleta que se sentirá como si estuvieras montando en aire… pero eso costará mucho dinero.

¾ Pienso que voy a necesitar toda la ayuda que pueda tener. Prefiero gastar un poco más para asegurarme de que puedo hacerlo ¾ razonó¾ ¿Qué sugerirías si el dinero no fuera un factor?

Los ojos de Ryan casi se salen de sus órbitas, pero Bill contestó entusiasmada: ¾ ¿Si no fuera un factor en absoluto?

Ryan recuperó su juicio e interrumpió: ¾ Jamie, ¿estás segura de que quieres decir eso? Las bicis pueden aumentar de precio muy rápidamente. Quiero decir, Bill no se aprovechará de ti, pero puede trabajar con el presupuesto que tengas, sea cual sea.

¾ Bueno ¾ razonó Jamie¾ , ¿cuál es la diferencia entre una bicicleta de precio moderado y la mejor de todas?

¾ Hay muchos factores que influyen en el precio ¾ admitió él¾ . Los componentes de mayor calidad son mucho más suaves y más responsivos. Pero el mayor factor es el peso. Puedes ahorrar unos 3.5 kilos de peso si utilizas componentes de la mejor calidad ¾ respondió Bill¾ . La bicicleta de mayor precio tendría componentes mucho más livianos. Ahorrarías 1.5 kilos sólo en las ruedas si yo utilizara llantas de la mejor calidad. Ahora, 3.5 kilos no parecen mucho, pero créeme, lo notarías… especialmente en un recorrido de 800 kilómetros.

¾ ¡800 KILOMETROS! ¾ gritó Jamie¾ . Yo he manejado hasta L.A. y son sólo 600 kilómetros. ¿Cómo es eso, Ryan?

¾ Oh, ¿no mencioné que la ruta no es realmente directa? ¾ contestó Ryan casualmente mientras su atención parecía estar localizada en un nuevo asiento de bicicleta.

Jamie puso sus manos sobre sus caderas y miraba enojadamente a Ryan con sus ojos estrechados.

Ryan lentamente levantó la cabeza y miró a su amiga con una expresión ligeramente consternada: ¾ Vamos Jamie. ¿En serio piensas que 600 kilómetros sería fácil? La diferencia es bastante pequeña a lo largo de 7 días.

¾ Bueno, supongo que eso es cierto ¾ accedió, aplacada un poco¾ . ¿Qué crees que debería hacer Ryan?

¾ Si yo pudiera gastar como para bajar 3.5 kilos el peso de mi bici, sería la primera en la fila para hacerlo ¾ dijo Ryan sin dudar¾ . Pero no es algo que necesites hacer si no puedes costearlo confortablemente.

¾ Puedo costearlo, y realmente quiero hacer de esta una experiencia tan disfrutable como sea posible ¾ contestó Jamie.

¾ Parece que este es tu día de suerte Bill; muéstranos algunos cuadros.

¾ Lindos ¾ exigió Jamie con un centelleo en los ojos, mientras sonreía ampliamente a Ryan.

¾ Lindos ¾ acordó Ryan lúgubremente.

* * * * * * * * * * * *

Dejaron la tienda de bicicletas un poco antes del mediodía.

¾ Estoy muerta de hambre ¾ gimió Ryan teatralmente, aferrando su estómago¾ . Nunca vi a nadie que le llevara más tiempo tomar decisiones acerca de algo.

¾ Quería asegurarme de que obtendría lo que quería ¾ se defendió Jamie. Tú eres la que me convenció de que Bill me hiciera la bici en lugar de comprar un modelo de fábrica.

¾ Te habría llevado a Target de haber sabido que te llevaría tanto ¾ dijo con una sonrisa provocativa.

¾ OK bebota, te compraré el almuerzo. Y conozco el lugar justo ¾ dijo con una guiñada caminando hacia el Porsche y manejando la corta distancia hacia "Luca Deli" en Oakland.

¾ Oh, guau ¾ dijo Ryan con entusiasmo¾ . No sabía que había uno de estos en East Bay. Yo voy a la tienda principal en la Marina todo el tiempo. Absolutamente adoro este lugar ¾ sus claros ojos azules se encendieron mientras lamía sus labios en anticipación de la comida.

¾ Realmente eres fácil de complacer ¾ se maravilló Jamie. Mientras esperaban en fila frente al mostrador reflexionó que una de las cualidades más atractivas de Ryan era la alegría que experimentaba con las pequeñas cosas que la vida ofrecía. Tenía una exuberancia indefensa, como la de una niña, que era realmente contagiosa, y Jamie se maravilló de que nunca se había sentido más viva que cuando estaba con su nueva amiga. Al mirar a Ryan observar cuidadosamente el menú rió para sí misma. Ryan leyó cada palabra y cambió de opinión al menos seis veces mientras esperaban para ordenar¾ . Es casi nuestro turno Ryan. ¿Eres capaz de mantener tu decisión?

¾ Estás hablando de la experiencia más disfrutable de mi día Jamie ¾ explicó pacientemente¾ . El almuerzo es mi comida preferida. Y como comer es mi actividad favorita, el almuerzo no es asunto de risa.

Mientras Ryan hablaba Jamie comenzó a examinar en su billetera. ¾ Sólo tengo $47 encima. ¿Crees que alcanzará? ¾ preguntó inocentemente.

¾ Seré suave contigo porque eres nueva en esto ¾ dijo Ryan arrastrando las palabras¾ . Pero la próxima vez no estés tan mal preparada. Un viaje al cajero automático es siempre una buena idea antes de ofrecerte a comprarme el almuerzo.

Después de ordenar su comida encontraron una mesa afuera. El tiempo comenzaba a cambiar pero la mesa estaba en el brillante sol del mediodía así que estaban bastante confortables incluso sin las chaquetas.

¾ Entonces ¾ dijo Ryan luego de ponerse cómoda¾ . Esa fue toda una exhibición de poder adquisitivo. Pienso que nunca vi a Bill tan contento. No ha hecho tanto dinero conmigo en siete años.

Jamie se sonrojó un poco al tener el foco en su estatus financiero: ¾ Es sólo que tenía sentido comprar la mejor bici para un recorrido como este ¾ explicó.

Ryan la miró por un momento como si estuviera decidiendo si hacer o no una pregunta. Finalmente curvó las comisuras de sus labios hacia arriba en una pequeña sonrisa y preguntó: ¾ No quiero hacer una pregunta poco delicada, pero ¿estás cargada?

¾ Uy, me alegro de que no fuera poco delicada ¾ replicó Jamie mientras daba una palmada juguetonamente a su brazo.

Ryan se echó atrás cuando pareció como que su amiga se había ofendido: ¾ Perdóname si me estoy metiendo en lo que no me importa ¾ agregó rápidamente¾ . En realidad no tienes que contestar esa pregunta.

¾ No es eso, Ryan, no me importa hablar de cosas privadas contigo. Pero me avergüenzo un poco con eso. Digo… oh… es difícil de explicar ¾ dijo con dificultad.

¾ ¿Así que cargada no es una palabra suficientemente fuerte? ¾ Ryan propuso servicialmente con una sonrisita de lado.

¾ La verdad no ¾ dijo Jamie con un tinte de vergüenza¾ . Más como asquerosamente rica.

¾ ¿Qué tan asquerosamente? ¾ preguntó Ryan con una mirada lasciva.

¾ Obscenamente ¾ Jamie aseveró rotundamente.

¾ ¡Guau! Nunca fui amiga de alguien obscenamente rico. La verdad es como genial ¾ admitió con una sonrisa satisfecha¾ ¿Vas a pagarme para que guste de ti? Por el precio correcto hasta podría ser tu mejor amiga ¾ bromeó.

¾ Muy, muy divertido.

¾ Siento como que puedo tomarte el pelo porque tú no pareces para nada una niña rica. Si no fuera por el Porsche y la bicicleta pareces como yo ¾ observó Ryan¾ . Pero si eres realmente sensible al tema prometo que no volveré a tomarte el pelo con eso.

Jamie consideró la pregunta por un momento. Ryan la miraba con esa expresión abierta y pura que hacía que Jamie sintiera que podía confiarte cualquiera de sus secretos.

¾ Está bien cuando tú me tomas el pelo, Ryan. No sé por qué pero tus bromas nunca parecen de mal espíritu. Odio ser tan sensible en este tema pero ha sido un problema para mí a lo largo de mi vida.

¾ ¿Quieres hablar de eso? ¾ preguntó Ryan con una expresión tan amistosa y con tanta aceptación que Jamie se encontró contándole toda su historia familiar.

¾ Mi madre proviene de una familia muy rica por generaciones ¾ explicó¾ . Su abuelo materno era dueño de la mayoría de las minas de carbón del país a comienzos del siglo. Y la familia de su padre también estaba bastante bien. Eran californianos de sexta generación y estaban en la escena social. Mi padre sin embargo, era bastante clase media. Su padre es un sacerdote episcopal y su madre era una ama de casa. Ahora vivimos más que nada de su dinero… y él trabaja como esclavo. Mi madre usa su dinero para viajes y compra la mayoría de nuestras casas y eso. Pero mi padre siempre ha dado énfasis al valor del dinero y cuando yo estaba creciendo me daban una mensualidad muy modesta. Trato de no hacer alarde de mi riqueza porque realmente hace que la gente se sienta mal, pero es una parte de mi vida, y quiero que mis amigos cercanos la conozcan.

¾ Me alegra que me lo hayas dicho, Jamie ¾ dijo sinceramente mientras la sujetaba con una mirada hipnotizante¾ . Significa mucho para mí que confíes en mí como para contarme sobre tu estatus financiero.

¾ Confío en ti, Ryan. No puedo imaginar que dejarías que esto se metiera en el medio de nuestra amistad.

¾ De ninguna manera ¾ dijo enfáticamente¾ . Después de todo, tú nunca dejaste que mi lesbianismo se metiera en el camino de nuestra relación ¾ le recordó con una sonrisa cegadora¾ . Cuéntame más sobre tu padre. Parece que eso habría sido algo muy difícil de aceptar para la mayoría de los hombres. Debe ser realmente seguro para tener una esposa mucho más rica que él.

¾ Sí, yo lo respeto por eso. Aunque ahora gana muchísimo como socio en una gran firma de abogados. Así que ahora somos ricos incluso sin el dinero de mi madre. Pero debe haber sido difícil para él cuando recién se juntaron ¾ asintió.

¾ ¿Pasas mucho tiempo con el resto de tu familia?

—No, en realidad no. Mi mamá visita a su familia en Rhode Island un mes durante el verano. Cuando yo era pequeña la acompañaba. Toda la familia estaba allí, pero jamás me sentí cómoda. Ellos viven como los verdaderos ricos, sirvientes por todos lados, cenas elegantes, pasan los días navegando en grandes yates. Pero siempre sentí que no encajaba ahí. Es difícil de explicar, pero no me gusta clasificarme por mi dinero— dijo seriamente.

—Puedo ver lo complicado que es eso—, respondió Ryan—. ¿Y qué de la familia paterna del lado de tu madre? ¿No son locales?

—Si, hay muchísimos, pero no es un grupo muy afectuoso. No les gusta pasar los días festivos juntos ni nada de eso; yo diría que mi madre los ve en funciones sociales y alguna boda o funeral. No hay hostilidad ni nada parecido pero sí hay algo de distancia emocional.

—Lo complicado es que mi dinero no tiene nada que ver conmigo. Lo tengo por un accidente de nacimiento. No me lo gané ni lo merezco en ninguna manera. A veces es una carga—, lo dijo con un poco de tristeza en sus ojos.

—Puedo comprender eso —respondió suavemente Ryan¾ . Y apuesto a que no lo hace más fácil aunque la mayoría de la gente equivocadamente crea que serian felices si tuvieran dinero —simpatizó.

—¡Exacto!— Jamie dijo aliviada. —¡De verdad comprendes, Ryan!

—Si, así es Jamie. Las partes duras de la vida no cambiarían nada con el dinero. Digo, podría trabajar menos si ganara mas, pero ¡seguro compraría mas porquerías! —se rió—. La gente siempre está hablando de cómo sería mejor su vida con más dinero. Jamás comprendí eso. Si eres feliz, lo serás con o sin dinero. Y si eres miserable todo el dinero del mundo no te hará feliz.

—Creo que voy a considerar la oferta de ser tu mejor amiga, —dijo Jamie contemplativamente después de un momento—. ¿Cuánto me costara?

Los ojos de Ryan se ensancharon a la vez que el mesero les sirvió sus abundantes platillos. —¡Considéralo totalmente pagado! —dijo con una enorme sonrisa.

* * * * * * * * * * * *

Después de comer prolijamente su abundante almuerzo y picando de lo que quedó de él de Jamie, Ryan dijo: —Ahora tenemos que ver qué opciones tenemos para tu entrenamiento para esta corrida.

—¿Cuáles son las opciones?

—El tiempo en la bici es critico. No hay mucho que puedas hacer para imitar cómo se siente realmente el montar. Tendremos que pedalear muchos kilómetros. Pero para poder sacar el máximo provecho de montar en bici tendrás que estar en buen estado físico. No intento ser descortés, pero no veo mucho músculo debajo de tu piel —le dijo extendiendo la mano hacia un bícep ausente.

—Sólo porque no estoy dura como piedra, como tú lo estás, no quiere decir que no tenga músculos —contestó Jamie defensivamente a la vez quitaba bruscamente su brazo del alcance de Ryan antes de que ella pudiera aferrarlo bien.

—Sólo estoy bromeando, ya sabes —dijo con un centelleo en los ojos—. Pero cuanto más músculo tengas, más puedes demandar de tu cuerpo. Entonces, necesitamos aumentar tu capacidad cardiovascular, tonificar tus músculos y andar en bici como locas. El método más fácil para trabajar tus pulmones y músculos es el gimnasio. ¿Eres miembro de algún club?

—No, pensaba hacerme miembro pero jamás lo hice —suspiró Jamie.

—Pues ahora es buen tiempo para hacerlo. Supongo que te gustaría entrenar en East Bay. Obviamente podríamos usar mi club, pero te quedaría lejos. Mi lugar tiene una sucursal en Oakland. Jamás he ido, pero estoy dispuesta a investigarlo para ti. ¿Hay algún lugar del que hayas oído que te pueda interesar?

—Algunas de mis amigas van a un club que les gusta mucho. ¿Por qué no investigamos ambas opciones y comparamos notas?

—Suena bien. Yo revisaré el mío de camino a casa esta noche. Avísame cuando tú ya hayas visitado algunos y podremos decidir a partir de eso —dijo Ryan.

—Perfecto, —acordó felizmente—. Ahora viene la parte difícil —dijo Jamie con gravedad—. Obviamente te pagaré por tu tiempo, Ryan. ¿Cómo arreglamos eso?

Los ojos de Ryan se agrandaron y sacudió su cabeza negativamente. —No te puedo cobrar Jamie. Lo quiero hacer porque eres mi amiga. Será divertido para mí.

—Ryan aprecio eso y estaría de acuerdo si no fuera por una cosa. Sé qué ocupada estás. He visto esa libretita negra que tienes, ya sabes —le dijo afectuosamente—. Es como te ganas la vida. Si no estuvieras trabajando conmigo, estarías trabajando con un cliente regular, ¿no es así?

—Bueno, si claro, supongo —dijo con hesitación—. Pero puedo hacerte lugar sin mucho problema. Tengo tres o cuatro horas por semana que no están ocupadas, y puedo entrenar contigo en ocasiones, y jamás hago eso con un cliente.

—¿Cuáles es el arreglo con tu club?, si no te molesta que pregunte.

—Les pago una cuota mensual, y puedo hacer ejercicio cuando quiera y entrenar a quien sea miembro. Ellos me conectan con clientes y también atraigo nuevos miembros yo misma. El miembro me paga directo, normalmente $40 dólares por hora.

—¿Y entrenas a gente que no sean miembros?

—Si, tengo algunos clientes privados. Hay algunos lugares que dejan que los entrenadores usen las facilidades y paguen una cuota por hora. Eso me permite a entrenar a gente que no sea miembro del gimnasio. Y tengo una mujer que tiene su propio gimnasio en su casa, pero no vi ninguna pesa tirada en la tuya el día que fui a cenar —bromeó.

—¿Cuánto le cobras a los clientes privados? ¾ preguntó Jamie.

—$125 por hora si me caes bien —dijo con un rápido movimiento de cejas—. El precio aumenta a medida que tu habilidad para caerme bien baja —dijo con una sonrisa.

—¿Hablas en serio? —pregunto Jamie.

—Si, la mujer con el gimnasio en su casa me paga $175 por hora. Y si se queja sobre el precio una vez mas le aumentaré a $200 —se rió—. Empezó pagando $125 como todos, pero se quejaba constantemente de que era demasiado. Y me molesté, entonces lo aumenté. Siguió quejándose y seguí aumentando. Muy pronto no tendré que tener otros clientes. Ella puede mantenerme ¾ dijo con aire de suficiencia.

—¿Qué te parece esto? Si yo me inscribo en tu gimnasio te pago los $40 que es tu tarifa estándar. Pero si deseo hacerme miembro de otro lugar donde no estés afiliada, te pagaré los $125. A menos que te haga enfadar claro, —rió ahogadamente—. Sé que no quieres tomar mi dinero pero si no te pago, yo no me sentiré cómoda para usarte todo el tiempo que yo quiera. Quiero que pienses en mi como una clienta más y que me des tu atención completa, ¿está bien?

—Realmente no me gusta cobrar a mis amigos, Jamie. Pero sí quiero que te sientas cómoda para utilizar mis servicios cuando los necesites. Entonces aceptaré con una estipulación. Si yo hago ejercicios contigo, tú no pagas, a menos que haya que pagar el día de uso del gimnasio. En ese caso puedes pagar para que nos dejen entrar, pero eso es todo. ¿Ok?

—Es un trato excelente Ryan. Estás contratada —aceptó ella, mientras se daban la mano y compartían una sonrisa.

* * * * * * * * * * * *

Capitulo 3

Durante los días siguientes, Jamie investigó cuatro gimnasios potenciales. Todos estaban razonablemente cerca de la casa, pero eran muy diferentes. Su primera parada, el club de Mia al Norte de Berkeley era un lugar medio suntuoso y caro pero a Mia le gustaba bastante. Hizo arreglos para una visita y Mía aceptó acompañarla.

Jamie estuvo de acuerdo conque el gimnasio era de alta calidad pero le cayó mal el ambiente. Estaba lleno de jóvenes profesionales y algunos miembros del la Liga Juvenil. Casi la mayoría de gente era muy bien parecida y atlética. Había un bar de jugos lleno de personas midiéndose los unos a los otros, sin ser demasiado obvios. Los vestuarios estaban muy bien diseñados, pero a Jamie le recordaban los baños de chicas en la preparatoria durante un baile. Las mujeres estaban comparando notas sobre qué hombres había y quién estaba saliendo con quién. El área de los espejos estaba llena de mujeres arreglándose el cabello y ajustando sus vestimentas perfectamente combinadas antes de salir a realizar sus ejercicios. Jamie se dio cuenta de que tal vez ella habría elegido ese lugar hubiera unos meses atrás, pero en ese momento realmente quería hacer ejercicio y no socializar.

Luego se fue a un gimnasio que quedaba cerca del campus y estaba abierto las 24 horas. Estaba bastante bien, pero se enteró de que no podría traer su propia entrenadora. "Eso lo deja afuera"

El gimnasio siguiente no era muy caro y estaba atestado de levantadores de pesas. —"Tal vez después, pero ahora este lugar me intimidaría."

Sorprendentemente, el gimnasio que más le gustó, era pequeño, un poco más alejado y sólo para mujeres. "Women Power" era obviamente para mujeres serias en cuanto a sus ejercicios. Había un pequeño cuarto de casilleros, sólo con eso, casilleros. Nada de duchas, ni saunas, ni Jacuzzi. Pero había una variedad increíble de mancuernas, pesas y maquinas de peso variable bien mantenidas. Había cinco elípticas, siete caminadoras, cinco escaladoras, cinco bicicletas recumbentes y cinco bicicletas ergométricas. Las mujeres parecían amigables, pero casi todas tomaban sus ejercicios seriamente. El personal también eran todas mujeres y lo que a Jamie le gustó más, fue que podría llevar a Ryan por $10 por visita. También le gustó que había una clara lista de precios para las membrecías. Nada de intentar convencerte de que te afiliaras, ni toda esa basura de "especial solo si se afilia hoy". Simplemente le explicaron el precio y preguntaron si quería un pase de huésped de una semana para probar las facilidades. Aceptó felizmente y llamó a Ryan en cuanto llegó a su casa para darle la noticia.

Ryan no quedó muy impresionada con la sucursal de su Club en Oakland. Así que aceptó encontrarse con Jamie en ‘Women Power’ para probarlo. Decidieron verse el viernes por la tarde. Ryan estaba libre de 2 a 6, entonces acordaron encontrarse a las 2:30 dado que Jamie estaba libre toda la tarde.

Jamie la recogió en el lugar donde siempre se encontraban y de ahí progresaron lentamente a través del tránsito de los viernes por la tarde en Berkely para llegar al gimnasio. Previamente habían quedado en que Ryan tomaría el BART al campus esa mañana; así Jamie la podría dejar en el trabajo de camino a Palo Alto. Mientras se movían lentamente, algo se le ocurrió a Jamie: —¿Haz comido algo hoy? —preguntó con suspicacia.

—Mmm, realmente no —admitió tímidamente Ryan—. Si desayuné, pero no he tenido descansos hoy. ¿Por qué? ¿Mi estomago está gruñendo?

—¿Por qué no lo mencionaste antes? —preguntó Jamie en tono exasperado.

—Sé que querías ver este lugar y no quería que nos retrasáramos. Puedo comprar algo antes del trabajo. No es gran cosa.

—Oh, ¡por favor! —sonrió Jamie. ¡Cómo comes tú, si se te pasa una comida debe ser catastrófico para tu sistema! Tu pobre estómago debe estar dirigiendo una revolución en este momento.

—No es tan malo —dijo Ryan mirando el sitio de la posible rebelión—. Aunque —se palmeó el estomago inclinando la cabeza hacia abajo para escuchar—, si puedo oír los débiles signos de discordia.

Jamie miró su reloj mientras sonreía amistosamente a Ryan: —Sólo son las 2:35. Si no tienes que estar en el trabajo hasta las 6 no tenemos que salir de East Bay hasta las 5:30. Si no vas a entrenar, una hora y media debería ser suficiente para decidir si nos gusta el lugar. Fácilmente podemos tomarnos una hora para que comas.

—Dios, se oye tan sencillo cuando lo dices así —admitió Ryan cerrando los ojos—. Amo tanto el almuerzo —ronroneó de placer.

Jamie notó le mirada sensual en el rostro de Ryan al completar esta declaración y con no poca sorpresa se dio cuenta de que Ryan ya no coqueteaba con ella. Eso es un poco extraño. Coqueteaba tanto cuando nos conocimos y ahora es como cualquier otra de mis amigas. ¿Que fue lo que cambió? Tal vez por fin comprendió que soy hetero. Supongo que debería de estar agradecida, es mucho más cómodo estar con ella ahora. Sin embargo...

—Oye, ¿hay alguien en casa? —preguntó Ryan.

—Oh, disculpa. ¿Que decías?

—Estaba preguntándote dónde quieres parar. Ahora que sacaste el tema tengo que darle de comer a la bestia o habrá problemas —volvió a palmear su estomago sonriendo.

—¿Qué se te antoja? Podemos conseguirte casi lo que sea por aquí —Jamie movió la mano indicando la plétora de restaurantes a su alrededor.

—Mmmm —Ryan cerró los ojos para concentrarse. Abrió un ojo azul por un momento y preguntó cautelosamente— ¿Puedo escoger lo que quiera?

—Sip, lo que sea —respondió Jamie con autoridad.

Jamie miró de reojo la intensa mirada de placentera concentración en el rostro de Ryan y tuvo que contener su risa. Casi podía ver la panoplia de platillos internacionales flotando en su imaginación.

Finalmente Ryan abrió completamente los ojos, y dijo con alegría apenas contenida: —Comida China.

—Comida China entonces —respondió Jamie—. Y conozco el lugar perfecto.

* * * * * * * * * * * *

Ryan estaba sentada con un tazón humeante de Sopa agria frente a ella y una mirada dichosa en su rostro. —Esto es divino Jamie. ¿Cómo es que conoces tantos restaurantes?

—A mí también me gusta comer, Ryan. No tanto como a ti, pero si puedo comer bastante. Deberías llevarme a la Península o South Bay. Creo que he ido a todos los restaurantes en 20 km. a la redonda de Hillsborough. Mi papá jamás estaba para la cena, y a mi madre le encanta probar lugares nuevos así que peinamos el área en busca de restaurantes. Un lugar no puede estar abierto por más de una semana antes de que mi madre vaya.

—Eso no podría ser más diferente de mi experiencia personal. Mi familia no sale a restaurantes mas que una o dos veces al año y eso es sólo bajo presión —agregó.

—¿Sabes Ryan?, no sé casi nada sobre tu familia. ¿Quién vive contigo?

—Pues mi padre, Martin, mi hermano mayor Brendan, que oficialmente no vive con nosotros pero siempre está a la hora de las comidas, mis hermanos Conor y Rory y yo, yo soy la bebé. Ups, casi se me olvida mi perro Duffy, supongo que en realidad él es el bebé.

—¿Y tu madre? —preguntó Jamie tentativamente.

—Mi madre murió —declaró Ryan sin mayor explicación bajando la cabeza para concentrarse en su sopa.

—Siento escucharlo —declaró sinceramente Jamie. No estaba segura si Ryan quería hablar de ello pero preguntó—: ¿Falleció hace mucho?

—Sí.

Jamie continuó mirando la coronilla de Ryan. Cuando los ojos profundamente azules de Ryan se levantaron, ésta se dio cuenta que la pregunta aún estaba abierta y agregó: —Dieciséis años en diciembre.

—¡Dios mío, Ryan, eras una bebé! —exclamó Jamie alarmada.

Su cara previamente sombría se alivió con una pequeña sonrisa al objetar: —Bueno no exactamente una bebé, pero acababa de cumplir siete años.

—Oh Ryan, eso debe haber sido devastante para ti —dijo con simpatía.

Ryan hizo una pausa, como si estuviera considerando la idea. —La verdad, no creo que devastante lo abarque. Perder a tu madre cambia todo. No sé si seria una persona mejor o peor, pero sí sé que seria diferente si ella todavía viviera —dijo pensativamente.

—¿Cómo sucedió? —preguntó Jamie suavemente.

—Tenía cáncer de seno —respondió. Después de un momento continuó contemplativamente—. ¿Sabes?, es gracioso. Sólo tenia 30 años de edad cuando se lo diagnosticaron. No tenía antecedentes familiares; era delgada; llevaba una dieta saludable; tuvo hijos joven; y tuvo buen tratamiento medico. Y en cuatro años murió —lo dijo levantando la vista hacia Jamie con una mirada perdida en sus ojos profundamente azules.

Jamie no pudo decir ni una palabra. Sólo estiró su mano y apretó la de Ryan mirándola a los ojos con empatía. Se quedaron así unos minutos, compartiendo sus sentimientos sólo con sus ojos. Ryan jamás se había visto tan pequeña, joven o más vulnerable. Jamie pensó que su corazón se quebraría frente a los sentimientos que podía ver explicitados en los ojos de su amiga. Una lagrima solitaria escapó de los ojos de Jamie y Ryan estiró la mano para secarla tentativamente con su dedo.

—Guau, no sé de donde salió eso —suspiró Ryan echándose hacia atrás en la silla—. Supongo que me estoy sintiendo más triste de lo normal porque su cumpleaños se acerca.

—¿La recuerdas bien? —preguntó Jamie, no queriendo dejar ir el intimo momento que compartían.

—Si, la recuerdo —respondió Ryan con una pequeña sonrisa en sus labios—. Desde que yo tengo memoria, básicamente siempre estuvo enferma, pero trató tan duro de estar allí para mí. Todavía no sé cómo lo hizo —sonrió con tristeza sacudiendo su cabeza—. Soy realmente afortunada porque mi familia habla mucho de ella. Aunque a veces no sé si en realidad tengo esas memorias o si la recuerdo a través de los ojos de ellos. Sin embargo, supongo que al final no importa —dijo sencillamente.

—¿Tu padre no se volvió a casar? —preguntó Jamie.

—¡Casarse de nuevo! —rió Ryan—. Que yo sepa no ha tenido ni una cita. Supongo que no era un gran partido cuando éramos jóvenes. ¿Quién quiere un hombre con cuatro hijos salvajes que se está fuera de la casa tres días seguidos?

—¿Los dejaba solos tanto tiempo? —preguntó Jamie alarmada.

—No, casi no estábamos solos hasta que los muchachos tuvieron edad suficiente como para cuidarme. Tenemos una multitud de tías y primos que viven en la cuidad, varios a una distancia que puede hacerse a pie. Cuando mi madre estuvo enferma y los primeros años después de su muerte alguien se quedaba con nosotros mientras mi padre trabajaba. Después de un tiempo, Brendan tuvo suficiente edad para quedarse a cargo. Estoy segura de que fue pesado para él, pero jamás se quejó —dijo reflexivamente.

—¿Qué edad tienen tus hermanos?

—Rory 25, Conor es dos años mayor que el y Brendan dos años mayor que Conor.

—¿Estás bien hablando de esto? —preguntó gentilmente Jamie.

—Si, estoy bien contigo —respondió con una tímida sonrisita levantando la vista hacia Jamie con ojos entornados—. No hablo mucho de ella con gente afuera de mi familia, pero se siente bien hablar sobre esto con alguien que no estamos tan metido en el tema como todos nosotros.

Jamie sonrió al oír esta admisión y se dio cuenta de que aún aferraba la mano de Ryan. Se sonrojó un poco al abrir su mano, sólo para que Ryan recuperara posesión de ella con las dos suyas. —Gracias por preocuparte Jamie ¾ dijo mientras los ojos de ambas se encontraban.

El mesero interrumpió el momento apareciendo con platos de fideos fritos, judías Szechwan, y brócoli con hongos sofritos.

Ryan frotó sus manos con una enorme sonrisa mientras esperaba que los platos fueran puestos sobre la mesa. Para cuando el mesero se retiró, sus palillos chinos ya estaban listos para la acción. Atacó la comida con entusiasmo mientras Jamie la miraba con asombro. Ryan no comía particularmente rápido. Pero una vez que empezó, no diminuyó el ritmo ni por un momento. Mantuvo una cadencia estable que no interrumpió con discursos innecesarios. Le prestaba atención a Jamie, pero lo más que hacía era asentir o negar con su cabeza cuando se requería. Jamie comprendió que Ryan necesitaba la boca para comer más que para hablar así que mantuvo un monólogo constante, más que nada sobre la universidad y sus clases.

Después de que Ryan hubo terminado absolutamente todo, se inclinó hacia atrás en su silla en una placentera placidez posterior al banquete. Jamie la miraba con una sonrisa. —¿Tus hermanos comen tanto como tú? —preguntó.

—Mucho, mucho más. La hora de la cena en nuestra casa no es para los débiles del corazón —admitió con gravedad.

—Me encantaría ser testigo de eso —rió Jamie.

—Eso puede arreglarse —respondió Ryan moviendo una ceja de arriba a abajo.

* * * * * * * * * * * *

Jamie estaba contenta con la evaluación de Ryan sobre el gimnasio. —Este lugar es estupendo, Jamie —dijo con una gran sonrisa en su rostro bronceado.

—Si, a mí también me gusta mucho —acordó Jamie—. ¿Empezamos a trabajar? —Jamie llevaba puesto un sujetador deportivo verde esmeralda con azul marino y shorts de licra del mismo color, que la exponían completamente a la mirada considerativa de Ryan. Esos ojos azules se movieron de arriba a abajo sobre el cuerpo esbelto por uno o dos minutos más. Jamie empezó a moverse nerviosamente y al final dijo: —Me siento como un ciervo encandilado por las luces delanteras, Ryan.

—Disculpa —dijo Ryan con una sonrisa—. Solo trataba de obtener una impresión de tu musculatura actual.

—¿Está tan mal? —preguntó Jamie tentativamente.

—No, claro que no —le aseguró Ryan—. De hecho, realmente tienes un muy buen cuerpo. Pero definitivamente podría venirte bien poner músculo aquí —hizo correr sus largos dedos desde los hombros de Jamie hasta sus codos—, y aquí —hizo otro par de suaves recorridos por la parte delantera de sus muslos—. Ahora, no hemos hablado mucho de esto, pero ¿has pensado si realmente quieres cambiar tu cuerpo?

—¿Qué quieres decir? —preguntó cautelosamente Jamie.

—Nada malo —rió nerviosamente Ryan al ver su expresión—. Es solo que algunas mujeres piensan que no es muy femenino que se noten los músculos. Y a algunos hombres tampoco les gusta. Sólo me preguntaba como se sentía tu prometido respecto a que te vieras musculosa.

Jamie se dio cuenta de que esta era la primera vez que hablaban sobre Jack y su interés de propietario sobre su cuerpo. Pero estaba bastante segura de que no le gustaba lo que eso implicaba.

—Él no tiene voto —respondió firmemente—. Mi cuerpo, mi decisión. Además yo creo que las mujeres se ven muy bien con los músculos marcados. Pienso que aumenta la feminidad mientras se vean naturales —Jamie sintió un repentino interés en ver a Ryan expuesta tanto como ella estaba. Se le ocurrió que en realidad jamás había visto sus músculos. Ryan normalmente estaba bien cubierta, tanto como estaba hoy. Jamie miró su sudadera azul marino y se preguntó que había debajo. Más vale que no vayas por ese camino Jamie. ¿Que era eso de estar contenta de que ya no coqueteara más contigo?

—Genial. Me alegro de que te sientas cómoda con esto. ¿Pero hay algo que te gustaría cambiar? Digo, si podemos —agregó Ryan.

—No estoy segura de lo que quieres decir. ¿Estás diciendo que puedo escoger qué cambiar?

—Hasta cierto punto si, —concordó Ryan—. Hay ciertas zonas del cuerpo que responden mas rápidamente al entrenamiento con pesas. Pero hay algo de predisposición genética que afecta el resultado final —agregó doctamente.

—¿Entonces lo que dices es que puedes descubrir esas zonas en mi? —preguntó Jamie.

—Algo así ¾ respondió Ryan—. ¿Te molestaría que te estudiara de nuevo?

—Adelante —respondió a la vez que un sonrojo cubría sus mejillas y trataba de adoptar una pose casual.

Ryan se retiró algunos pasos y cruzó los brazos sobre su pecho. Una vez más miró fijamente el cuerpo de Jamie, empezando en sus hombros y moviéndose hacia abajo. —Debido a tu estatura supongo que no te verás muy bien con músculos muy desarrollados en las piernas —observó.—. Y también supongo que tus piernas y tu trasero tienen tendencia a desarrollarse mucho —apretó gentilmente el centro de los muslos de Jamie y movió la cabeza en gesto afirmativo—. Creo que tus cuadriceps se podrían desarrollarse mucho si te gusta ese estilo. Pero si no quieres eso podríamos trabajar en elongar los músculos aquí, en lugar de sólo aumentar su masa.

Después puso sus manos sobre los hombros de Jamie. —Tienes un buen deltoides esperando a sobresalir aquí —nuevamente posó las puntas de sus dedos sobre los hombros de Jamie y lentamente arrastró los pulgares sobre los músculos de arriba de sus senos—. Y podrías desarrollar pectorales realmente buenos. Y si no me equivoco —dijo mientras hacía correr la palma de su mano lentamente sobre el abdomen desnudo de Jamie, empezando desde abajo del sujetador y deteniéndose apenas por encima de su hueso púbico—, podrías tener abdominales matadores —esto último lo dijo con un verdadero destello en los ojos.

—¿Cómo puedes saberlo? —preguntó Jamie suavemente mientras luchaba por humedecer su boca que había quedado seca de repente.

—Casi no tienes tejido adiposo aquí. Estos músculos se mueren por sobresalir. Yo, por contrario —se levantó la chaqueta deportiva y la camisa blanca de nylon para exponer su abdomen broceado—, tengo una capa bastante gruesa de grasa aquí. No importa cuánto trabaje en los abdominales, nunca podrán marcarse como los tuyos —mientras hablaba tomó la mano de Jamie y la puso sobre le cálida parte de su cuerpo de la que hablaban—. Mira, siente la diferencia —puso la mano sobre el estómago de Jamie—. ¿Ves lo que digo?

Jamie estaba totalmente metida en el ejercicio. —Sí, lo siento. De verdad lo siento. El mío se siente como piel cubriendo músculo pero el tuyo es más suave —dio una leve palmada al estómago de Ryan—. Pero hay un músculo bastante duro debajo… ¿cómo dijiste que se le llamaba ese tejido?

—Tejido adiposo. Es jerga de entrenadores para la grasa —susurró la última palabra al oído de Jamie.

Esto recibió una carcajada de parte de Jamie: —Creo que tu gordura está en todos los lugares apropiados, Ryan.

Recibió una sonrisa y una suave risa por esa afirmación: —Parte de los requisitos ocupacionales. No se puede tener un entrenador fuera de forma.

* * * * * * * * * * * *

Después de los preliminares, se fueron moviendo de máquina a máquina. Ryan tenia una libreta donde solía apuntar cada maquina. Cuidadosamente ajustó cada una de ellas para que quedara perfecta para Jamie; luego indicó cada posición en la libreta. Después estimó el peso que creía que Jamie podría manejar, mientras le explicaba como realizar el ejercicio. Ryan le explicó que cada movimiento correcto del ejercicio era una repetición, o rep.. Idealmente, Jamie tendría que hacer entre doce y quince reps. Ryan dijo que Jamie debería empezar a sentir fatiga al llegar a la repetición doce o trece, pero no antes. Si estaba cansada antes de eso, era porque el peso era demasiado. Pero si sentía que podría hacer cinco o seis reps más sin una pausa, entonces el peso era demasiado poco.

Ryan le explicó que no había una manera más fácil de averiguar cuál era el peso perfecto para empezar. Todo era cuestión de prueba y error. También agregó que eventualmente Jamie debía realizar tres veces cada ejercicio de quince repeticiones, con un minuto de descanso entre cada ejercicio. Por el momento, su meta era que Jamie se sintiera confortable con el ejercicio y tuviera una visión general de su capacidad.

—Algo muy importante, es recordar que necesitas aclimatar tu cuerpo lentamente a este nivel de esfuerzo. No forzarte a ti misma a hacer cosas con las que no te sientas a gusto. Quiero que esto sea placentero para ti —le recordó a Jamie.

—Y entonces, ¿Qué es eso de "si no hay dolor, no hay ganancia"? —preguntó Jamie.

—Eso es verdad hasta cierto punto —admitió Ryan—, tus músculos se agrandan por la tensión a la que son sometidos. La tensión hace que se rasguen pequeñas fibras que al sanar hacen que crezca el músculo. Un poco de incomodidad es todo lo que debes sentir, pero si por el contrario te sientes muy dolorida es que no he hecho bien mi trabajo. Debes recordar que este trabajo físico es estresante, debes beber una mayor cantidad de líquidos de lo que haces habitualmente para ayudar eliminar el ácido láctico. Y comer bien es también crítico.

Al tiempo que Jamie realizaba cada ejercicio, Ryan prestaba mucha atención a la realización de los mismos. Miraba su cara cuidadosamente, buscando señales de estrés o esfuerzo excesivo. Ryan colocaba una mano en el punto más alto donde quería que Jamie llegara en la extensión, y la otra en el punto más bajo. En los aparatos donde se veía forzada a mover mucho peso, como en la prensa de piernas, Ryan se aferraba la placa de apoyo de los pies con sus fuertes manos y tiraba de ella para reducir un poco la tensión de las piernas de Jamie.

Después de una hora habían cubierto todos los ejercicios para las piernas. Ryan sugirió detenerse para no abrumar a Jamie con información. Jamie estuvo de acuerdo y sacudió sus agotadas piernas.

—Déjame ayudarte con eso —ofreció Ryan.

—Ok —aceptó Jamie tentativamente.

Ryan se hizo de una colchoneta y le indicó a Jamie que se acostara boca abajo. Tomó uno de los pies de Jamie y lentamente empujó la pierna hacia su trasero. Mantuvo esa posición por unos momentos antes de repetir la misma operación con el otro pie. Después le indicó a Jamie que se volviera, tomó uno de sus pies y lo empujó hasta que la rodilla de Jamie casi tocaba su pecho. Nuevamente mantuvo esa posición antes de repetir lo mismo con el otro pie. Posteriormente, aferró el tobillo de Jamie con una mano y puso la otra en su rodilla. Empujó la pierna hacia su cuerpo hasta que los glúteos de Jamie comenzaron a separarse del piso.

—Mantén tu trasero contra el suelo —instruyó—, esto te hará estirar los tendones —dijo señalando la parte trasera de los muslos de la joven. Cuando hubo terminado con los estiramientos, Ryan levantó la pierna de Jamie y afirmó el pie contra su pecho. Entonces comenzó masajear el muslo con sus fuertes y sabias manos. Jamie cerró los ojos de placer mientras las fuertes manos de Ryan masajeaban profundamente sus cansados músculos.

—¿Les haces esto a todos? —preguntó mientras levantaba despacio su torso y se apoyaba en sus antebrazos.

—Sí, a casi todos ¾ contestó Ryan.

—En ese caso Ryan, no cobras lo suficiente —dijo débilmente sintiéndose colapsar en una masa sin huesos sobre la colchoneta.

Ryan rió tendiéndole una mano: —Vamos, "gelatina". No les gusta que duerman en el piso.

Mientras Ryan la ponía de pie dijo: —Lo único malo de este lugar es que no tiene duchas —miró la ropa y la cabeza de Jamie empapadas de sudor¾ . Realmente no deberías conducir a Palo Alto en esas ropas. Me temo que te agarrotarías.

—Son sólo las 4:30 PM, podemos ir a mi casa así puedo tomar una rápida ducha —sugirió.

—Pienso que deberías hacer eso —acordó Ryan—. Puedo tomar el BART para regresar a casa si no quieres que vaya contigo —ofreció dubitativamente.

—¿Por qué no querría...? —se detuvo al darse cuenta de lo que estaba diciendo Ryan en realidad—. ¿Estas preocupada por mis compañeras de casa?

—No, no estoy preocupada por ellas. Es sólo que no deseo que te molesten porque andas en mi compañía —declaró calladamente Ryan.

—Ryan, para mí es un honor ser tu amiga. Y cualquiera a quien no le caigas bien, no merece mi tiempo —dijo Jamie con firmeza.

Una enorme sonrisa apareció en su cara, mientras se ruborizaba levemente: —Gracias Jamie. Eso significa mucho para mí —dijo sinceramente.

* * * * * * * * * * *

A pesar de sus declaraciones, Ryan sintió un gran alivio al encontrar la casa vacía

—Sólo me sentaré aquí y leeré, si te parece bien.

—Seguro, siéntete como en tu casa, regreso en un minuto.

Cuando Jamie empezó a subir las escaleras hizo una mueca de dolor: —Creo que tenías razón acerca de que estos "bebés" se agarrotarían —comentó.

—Ven aquí por un segundo —dijo Ryan—, puedo aflojarlos un poco de nuevo. Eso ocurrió porque dejaste que se enfriaran muy rápido. —Condujo a Jamie a la alfombra en el medio del recibidor. Jamie se quitó los pantalones y se recostó en la alfombra. Ryan, una vez más, comenzó a darle un fuerte masaje—. Una vez que se aflojen, deberías permanecer en la ducha caliente por algunos minutos. Después de eso deberán quedar bien.

Mientras Ryan continuaba trabajando en sus piernas, la puerta de la entrada se abrió y Cassie, sorprendida, las miró fijamente. Ryan soltó la pierna de Jamie como si quemara e inmediatamente adoptó una mirada culpable. Jamie miró del rostro de Ryan a la expresión de shock de Cassie e hizo girar sus ojos.

—Hola Cassie—dijo tan casualmente como la escena permitía.

—Uh, hola Jamie. Mmm, ¿en qué andan? —preguntó tentativamente.

—Ryan y yo tuvimos una sesión en el gimnasio y mis piernas se entumecieron. Ella me las estaba aflojando.

—Mmm, ¿ fuiste al gimnasio? —preguntó escéptica.

—Si, fui al gimnasio. Ryan es entrenadora personal y me está ayudando a ponerme en forma para una bicicleteada —replicó Jamie.

—¿Necesitas una entrenadora personal para andar en bici?—dijo Cassie titubeando.

Jamie miró de reojo a Ryan, quien parecía ya haber recuperado su desenfadado semblante.

—Esto no es un simple paseo en bici, Cassie. Ryan y yo participaremos en la bicicleteada contra el SIDA. Es desde aquí y a L.A.

—Cassie se soltó a reír ante el mero pensamiento: —Jamie, debes estar bromeando. Tú ni siquiera tienes bici.

¾ Tendré a partir del lunes —replicó Jamie con firmeza—. Y no estoy bromeando. Estoy segura de que será una gran experiencia de la que aprenderé mucho. Y como un extra me dará la oportunidad de ponerme en forma.

—¿Para que demonios necesitas estar en forma? Ya estás demasiado delgada —dijo Cassie.

—No estoy tratando de perder peso, Cassie, estoy tratando de ponerme en forma. Es diferente, ¿sabes?

—Ok, pero ¿para qué necesitas estar en forma? —preguntó pacientemente.

—Bueno, para poder hacer ese recorrido —dijo tentativamente.

—¿Esa lógica no te parece un poco circular, Jamie?

—No, para nada. Realmente quiero participar en el evento y quiero estar en mejor forma —respondió un poco a la defensiva.

—Como sea —dijo finalmente Cassie sacudiendo su largo y rubio cabello. Cuando empezó a subir las escaleras se volvió y preguntó: ¿No vas a ver a Jack este fin de semana?

—Si, voy —respondió Jamie llanamente—. Nos vamos ni bien tome una ducha.

—Oh, ¿tu amiga va? —inquirió dulcemente—. Estoy segura de que los tres se van a divertir. ¿O Jack también llevará a una amiga?

Jamie se rió un poco mientras Ryan levantaba su pierna de nuevo, y la volvía a poner contra su pecho. Continúo el masaje como si Cassie no existiera. —No, tristemente no —respondió con igual dulzura.

Sin más comentarios, Cassie se volvió y calladamente subió las escaleras de dos en dos. Cuando estuvo a una distancia que no podía oír, Jamie murmuró: —Desearía vivir sola

******************

Cuando volvieron al auto, Jamie reunió coraje para finalmente preguntar: —¿Por qué actuaste tan raro mientras estuvo Cassie?

—¿A que te refieres con raro? —preguntó Ryan un poco nerviosa.

—No sé, como si te hubieran sorprendido haciendo algo malo —admitió finalmente Jamie.

Después de unos minutos de silencio, Jamie pensó que Ryan simplemente ignoraría la pregunta. Casi se sobresaltó cuando escuchó la profunda voz respondiéndole: —¿Recuerdas la discusión de clase sobre la homofobia?

Jamie se preguntó que tendría que ver eso con su pregunta, pero sabía que la mente científica de Ryan a veces trabajaba de manera extraña.

—Sí, claro ¾ respondió.

—No hablamos de esto, pero la homofobia no siempre es que las personas heterosexuales le teman a las personas homosexuales. También hay algo llamado homofobia internalizada, de la cual acabas de ver una demostración.

—¿Qué quieres decir, Ryan?

—Sé que no le caigo bien a Cassie. Asumo que es mayor o exclusivamente porque soy les, ¿cierto?

—Mmm, sí, supongo —admitió Jamie—, ya que es lo único que sabe de ti.

—Entonces yo internalicé su desagrado hacia mí y cuando ella entró me sentí culpable por ser les. Yo sostenía tu pierna y la estaba frotando de una manera que probablemente se veía excesivamente amigable —se sonrojó un poco—, y me sentí como si me hubiera descubierto haciendo algo que no debía.

De alguna manera Jamie logró reunir el valor para hacer la próxima pregunta: —¿Me deseas sexualmente, Ryan? Por favor, sé honesta ¾ rogó.

—No, Jamie, no siento deseo —dijo enérgicamente—. No pienso en ti de esa manera. Sin embargo no te voy a negar que sí lo sentía cuando nos conocimos —se sonrojó violentamente al decirlo—. Pienso en ti como una amiga. Y no suelo sentir deseo sexual por mis amigas.

—Realmente me alegra que hayas admitido eso Ryan. Me satisface saber que mis instintos funcionan bien, tanto con hombres como con mujeres —bromeó.

—Oh, no. ¿Lo notaste? —Ryan se sorprendió.

—Mmm, sí. Al principio si —admitió Jamie.

—¿Y no te molestó? —preguntó Ryan verdaderamente intrigada.

—No. No parecía agresivo ni nada de eso. Simplemente parecía que estabas como interesada.

—Oh, estaba definitivamente interesada, pero cuando empecé a conocerte me caíste demasiado bien como para colocarte en la categoría de posible cita —admitió Ryan.

—¿No sales con personas que te gustan? —preguntó Jamie un poco confundida.

—Essss… ahhh…. Complicado —suspiró Ryan—. Te contaré todo sobre mi psiquis llena de cicatrices algún día, pero no hoy.

—Es un trato —accedió Jamie sonriendo.

*************

Mientras atravesaban el puente de la bahía Jamie preguntó pensativamente: —¿Te gusta trabajar en tu gimnasio actual?

—No, en realidad no.

—¿Entonces, porque lo haces? —inquirió.

—Preferiría trabajar sólo con mis clientes individuales. Durante las noches en el gimnasio solo gano $15 por hora. Por supuesto, si entreno a alguien obtengo mi tarifa normal de $40 por hora. Pero la mayor parte del tiempo sólo estoy parada por ahí respondiendo preguntas. Pero realmente necesito el dinero y en este momento no tengo tiempo para tratar de hacer una cartera de clientes. Así que estoy como atrapada ¾ dijo con pesar¾ . Cuando trabajaba como entrenadora a tiempo completo tenía una lista de clientes realmente muy buena, pero cuando empecé a ir a clases a tiempo completo, no puedo hacerme tiempo y tuve que dejar ir a algunos de mis mejores clientes.

—¿Sería mejor para ti si entrenaras gente en East Bay?—preguntó astutamente Jamie, incubando un plan en su fértil mente.

—Sip, supongo que sí. Tengo varias horas libres entre clases y no me importa empezar a trabajar a las 5 o 6 a.m. Quizá debería examinar alguno de los gimnasios del área y ver si hay alguno en el que pueda hacerlo —acordó—, realmente odio perder todas mis tardes.

—Quizá surja algo.—dijo Jamie con confianza.

************

"La Experiencia Lésbica" llevaba ya cinco semanas de clases. Jamie realmente estaba disfrutando las mismas y sentía que estaba aprendiendo bastante de lo que era la vida lésbica. Sin embargo sentía que aprendía tanto sobre lesbianismo saliendo con Ryan, como yendo a clases.

Como Ryan llegaba temprano todos los días, usualmente ya estaba sentada en su lugar cuando Jamie llegaba a clase. Sin embargo, un día Jamie estaba parada en el fondo del salón conversando con una joven mujer llamada Yvonne cuando entró Ryan. Miró a Jamie a los ojos ni bien cruzó la puerta, y le sonrió cálidamente dejando ver sus dientes increíblemente blancos. Jamie observó cómo avanzó lentamente hacia el frente del salón, mientras Yvonne seguía hablando. Observó que Ryan lucía particularmente deslumbrante ese día. Su cabello brillaba y se balanceaba sobre su espalda al caminar. Vestía un sweater azul eléctrico de cuello marinero hecho en una lana que se veía muy suave y que se amoldaba a sus generosas curvas. El mismo cubría una blusa cuello de tortuga blanca que contrastaba acentuadamente con su cabello negro. Desgastados jeans de botones y un par de relucientes mocasines de piel negra completaban su atuendo. Sus mejillas estaban sonrosadas por el aire frío, e irradiaba salud y confianza en sí misma.

Jamie observó como las cabezas se volvían para verla. Era claramente visible por las miradas de añoranza, que algunas de las mujeres la deseaban abiertamente. Era igualmente obvio que algunas de ellas ya habían satisfecho ese deseo. Ryan se detuvo un momento para charlar con tres mujeres que parecían pertenecer a esta última categoría. Le habló a cada una de manera informal, familiar. Las premiaba con alguna caricia ocasional, un gentil roce, o alguna palmadita en el hombro. Daba la impresión de estar realmente interesada en hablar con cada una de ellas, pero que tenia cosas ineludibles que atender que le impedían quedarse más tiempo a charlar. Jamie observó fascinada como cada una de las mujeres lucía complacida de haber recibido ese pequeño símbolo de afecto. "Dios, ¿va a arrasar con toda la clase? Sólo hay nueve lesbianas en la clase aparte de ella. Sí ya ha estado con tres, como parece ser, eso deja seis. Dado que es la quinta semana de clase tiene que hacer que las otras seis le duren por once semanas. Quizá podría repetir… o supongo que también puede salir con las que no quieren etiquetarse como "lesbianas"...

Jamie salió de su fascinación cuando Yvonne gentilmente le pegó con un dedo en las costillas: —Oh, no. ¡No tú también! —se rió.

—¿Qué? —preguntó Jamie desconcertada.

—¿Tú no te contagiaste de la fiebre O’Flaherty?, ¿o sí?

—¡¿Qué?! Oh, no, no, ¡NO! —exclamó finalmente Jamie—. Ryan y yo somos amigas, sólo eso. Es sólo que nunca antes la había visto llegar a clase. ¿Todos los días pasa eso?

—Sip —replicó Yvonne—. Por eso es que me siento en el fondo. Es el momento más entretenido del día —rió—. Realmente es una player(*) —agregó con un dejo de admiración es su voz.

—Si, supongo que sí —contestó Jamie con de desaprobación. Mientras hablaba se volvió hacia donde estaba Ryan y vio como una de las chicas "sin etiqueta" se le acercó tentativamente. Pudo ver que los ojos de Ryan se encendieron y su lenguaje corporal cambió drásticamente. Ryan hizo que la mujer se le acercara reclinándose hacia atrás en el escritorio. Era obvio que estaba hablando suavemente porque la mujer tenía que acercarse cada vez más a ella para poder escucharla. Una vez que la tuvo donde quería, se sentó en el filo del escritorio y se inclinó peligrosamente cerca de la mujer. Su sonrisa se tornó ligeramente fiera a la par que volvía a inclinarse hacia atrás y observaba a su presa. Sonrió ampliamente y sacó una tarjeta de presentación de su bolsillo trasero. "¡Vaya, eso sí que es tenerlas a mano! Debe mandar imprimirlas de a miles". Escribió algo en la parte de atrás "probablemente el número de su Biper" y se la entregó a la mujer reluciente de alegría dándole un suave apretón en la mano.

"¿Es que ninguna mujer está a salvo?" —exclamó frustrada para sí.

Después de clase fueron caminando a Bancroft Hall, como era ya su costumbre. Ryan notó que Jamie no estaba en su animo parlanchín de siempre, pero supuso que estaría de mal humor y no le dio mucha importancia. Después de comprar algunas botellas de jugo regresó a la mesa para encontrar que Jamie la miraba con una expresión que sólo podía describirse como de enojo.

—¿Qué hice? —preguntó en tono triste.

—Oh, lo siento Ryan —se apresuró a decir, sacudiendo la cabeza—. No hiciste nada. Perdona si te di esa impresión —se disculpó.

—¿Estás segura de que no te pasa nada? —preguntó con sincera preocupación. Buscó los ojos de Jamie y encontró que a su amiga se le hacía difícil mirarla a los ojos—. Vamos Jamie, puedes contarme —urgió.

—No, es realmente estúpido y me siento como una idiota —hizo un puchero.

—Nunca te he visto hacer algo estúpido o idiota —dijo Ryan seriamente—. Si algo te está molestando, realmente me gustaría ayudarte si me es posible.

—Ok, Ok, tú ganas —concedió Jamie con una pequeña sonrisa—. La semana pasada me dijiste que no salías con personas que te gustaran. ¿Por qué?—pregunto llanamente.

—Eso definitivamente no es lo que esperaba —admitió Ryan. Hizo una pausa y observó atentamente a Jamie. Finalmente inclinó un poco la cabeza y fijó su mirada en los ojos de Jamie—. Sí esa es tu pregunta, ¿por qué pareces estar enojada conmigo?

Jamie odiaba cómo funcionaba la mente de Ryan. Siempre podía ver a través de los asuntos secundarios y llegar al punto principal—. Esta bien, confieso —admitió finalmente con gran frustración—. Me fastidió mucho verte entrar hoy a clase ¾ Ryan la miró sin entender a qué se refería—. Estuviste hablando con algunas de las mujeres y flirteando con otras, bueno, coqueteaste con todas. Me hizo pensar en lo que me dijiste el otro día y eso simplemente me hizo enojar. Siento que realmente te estás privándote de algo al salir con tantas chicas —eso sonó increíblemente patético incluso para ella misma.

—Es decir, ¿estás enojada conmigo porque no tengo una novia estable? —preguntó Ryan lentamente, tratando de entender pero sin mucho éxito.

—Te dije que era algo estúpido —dijo Jamie claramente frustrada—. No sé por qué me molestó pero realmente lo hizo. Lo siento Ryan. Sé que no es asunto mío. Tú pareces perfectamente feliz así y es estúpido de mi parte querer para ti lo que tú no aparentas querer.

—¿Quieres que te explique por que no tengo novia? —preguntó Ryan calladamente, sin apartar sus ojos de los de Jamie.

—Si lo deseas —dijo Jamie empezando a hacer un puchero.

—Sí lo deseo, Jamie. Es así. Hace cuatro años que estoy centrada en ganar dinero y asistir a la universidad. Mi tiempo es muy valioso para mí y no me gusta dedicar mucho tiempo a nadie. Tengo que trabajar muy duro para poder realizar mis tareas en mi limitado tiempo libre. No puedo permitirme la distracción que causaría tener una pareja. Además, como vivo en la casa de mi padre, no puedo llevar a ninguna mujer. Ya tengo que soportar toneladas de mierda por parte de mis hermanos cada vez que no voy a dormir —sonrió un poco al decir eso—. A veces parece que vivo con tres tías solteronas.

—Pero, ¿eso es justo para las mujeres con las sales? —preguntó Jamie, llegando a lo que realmente le molestaba.

Ryan se recargo contra el respaldo de la silla y consideró la pregunta por un momento. Jamie detectó un momentáneo destello de dolor en su rostro. Frunció sus labios, dejó escapar una bocanada de aire y respondió suavemente: —Ahora comprendo. Tú crees que les hago creer algo que no es, ¿no es así?

 

Jamie realmente no quería herir sus sentimientos, pero ya había ido dicho demasiado como para poder detenerse: ¾ Ryan, deberías haber visto sus rostros. Todas se veían tan esperanzadas —barbotó finalmente.

—Jamie, te juro que yo nunca les he dado falsas esperanzas. Siempre, y quiero decir siempre, les digo que no estoy interesada en una relación estable. Soy odiosamente franca con ellas al respecto.

—Puede ser —dijo pensativamente Jamie—. Pero todas ellas se veían como si tuvieran la esperanza de ser la que te haga cambiar de opinión. Como la mujer que te habló en el escritorio —agregó mirando al piso.

Ryan esperó hasta que Jamie volvió a mirarla a los ojos. Mientras esperaba se preguntó: "¿Por qué le molesta eso? Entiendo que quiera verme feliz y puedo entender que no le agrada que yo use a las personas, pero ¿por qué se enojó?".

—Hoy fue un perfecto ejemplo. Blair se me acercó y me preguntó si quería almorzar con ella. Sé que ella se reúne con Lisa y Amy, así que sé que debería saber mucho sobre mi.

—¿Quiénes son Lisa y Amy? ¿Y por qué juntarse con ellas le haría saber algo sobre ti?

—Ellas están en nuestra clase —explicó pacientemente.

—¿Sabes los nombres de todas?

—Bueno, sí —admitió con un ligero rubor—. Me habitué a observar a las personas y aprenderme sus nombres. Después deduzco quienes se conocen. Hace las cosas más fáciles para mí.

—Ok —replicó Jamie tomando una bocanada de aire—. ¿Asumo que has "salido" con Lisa o Amy? —pronunció "salido" casi como si hubiera dicho "agredido sexualmente".

Ryan le dedicó una mirada que distaba mucho de ser alegre. Su voz se hizo cortante cuando contestó: —Intenté "salir" con Amy. Fuimos a tomar un café la primera semana de clases. Le dije que me encantaría salir con ella, pero que en mi vida no había lugar para una novia. Ella me hizo varias preguntas para asegurarse de que hablaba en serio y cuando estuvo satisfecha me dijo que no quería salir conmigo. No tuve sexo con ella Jamie. No la toqué —agregó frunciendo un poco el entrecejo.

—Oh, ya entiendo —dijo Jamie—. Asumes que Blair debe saber que no quieres una novia dado que conoce a Amy.

—Sip, parece ser una buena suposición. Pero sólo para estar segura, se lo diré durante el almuerzo. —Miró fijamente a Jamie por largo momento antes de agregar—. ¿Sabes? A veces parezco una verdadera engreída. Es decir, alguien puede sólo querer almorzar conmigo y hablar de las clases, pero yo me aseguro de decirles que no quiero ninguna relación estable. Realmente me hace sonar como si fuera una total narcisista —admitió avergonzadamente encogiéndose de hombros.

—Ryan —dijo suavemente Jamie—. Lamento haber herido tus sentimientos. No sé qué fue lo que me hizo reaccionar hoy, pero nunca debí habértelo dicho. Es algo que realmente no es de mi incumbencia. Pero dado que sí lo hablamos, estoy realmente impresionada de lo honesta que eres con las mujeres. Eso es algo realmente honorable.

Una pequeña sonrisa iluminó las facciones de Ryan: —¿Sabes? Incluso si no fuera honesta, la información se transmite rápido en nuestra comunidad. Y no hay una sola mujer en el área de la bahía que pueda decir honestamente que fue mi novia.

—¿Ninguna?— Jamie quedó conmocionada por esa revelación.

—Nop, ninguna.

—¡Eso me parece casi imposible de creer! —Jamie se debatía con esa información—. ¿Nunca conociste a nadie con quien te hubiera gustado construir algo? ¿Eres tan selectiva? —preguntó incrédula.

—Supongo que soy increíblemente selectiva —admitió Ryan tímidamente—. Pero ocasionalmente conozco a alguien que me cae realmente bien. Cuando eso ocurre trato de que se conviertan en mis amigas.

—¿Como yo? —preguntó tentativamente Jamie.

—Exacto —aceptó Ryan.

—Es decir que… sólo tienes... ¿aventuras de una noche? —preguntó indecisa.

—No, Jamie —sonrió—. Incluso salgo con ellas a comer o a ver una película en ocasiones. Me gusta la compañía de las mujeres incluso cuando están en posición vertical. Soy homófila, además de homosexual —dijo deliberadamente.

—¿Homófila?

—Sí, Es una persona que primariamente siente atracción por las personas de su mismo sexo. Esa atracción es aparte del aspecto sexual. Tú en cambio eres heterófila.

—Eso no suena muy elegante —admitió—. ¿Es decir que ves a una misma persona varias veces?

—Por supuesto —dijo sacudiendo un poco su cabeza—. Yo sigo viendo a alguien hasta que considero que se están poniendo demasiado serias. Ahí es cuando me retiro.

—¿Alguna vez encontraste a alguien que te gustase y que además no quería algo serio?

—Sip, yo tengo algunas... mmm, compañeras —dijo ruborizándose profundamente.

Jamie notó el sonrojo y decidió averiguar que había detrás de él.—¿ Qué quieres decir con "compañeras"? —preguntó con una sonrisa astuta.

—Mmm, hay una especie de nombre para las personas que sólo se juntan para tener sexo.

—¿Cuál es el nombre? —insistió Jamie.

—Ahh... ¿compañeras de cama? —reveló por fin.

—Compañeras de cama, ¿eh? Debo admitir que nunca había escuchado eso. ¿Tú tienes una compañera de cama, Ryan? —preguntó con un brillo divertido en los ojos, disfrutando cada momento de la incomodidad de su amiga.

—Si…, tengo algunas personas a las que veo ocasionalmente para… mmm…

—¿Sexo? —proporcionó servicialmente.

—Más o menos —admitió.

—¿Así que esas mujeres sienten lo mismo que tú con respecto a las relaciones estables?

—Exactamente. Ellas quieren lo mismo que yo, sexo ocasional y nada más.

—¿Las ves muy seguido?

—Depende. Supongo que normalmente veo a cada una de ellas tres o cuatro veces al año. Pero veo a mi amiga Allá más seguido. Puede que nos veamos tres o cuatro veces en un periodo de dos semanas, y después no vernos por unos tres o cuatro meses. Me gusta mucho y nos llevamos muy bien en la cama, pero tenemos muy claro que jamás podremos tener una verdadera conexión emocional. Creo que somos demasiado parecidas —admitió.

—Pero te estas perdiendo de tanto no dejando que nadie se te acerque Ryan — arguyó.

—¿Como qué?— respondió sonando realmente curiosa.

—Como intimidad, y cariño y una profundidad de sentimientos que no puedes obtener con citas casuales —Jamie estaba empezando a sentirse frustrada de nuevo.

—No hay nada casual cuando salgo con alguien —dijo Ryan con una pequeña mirada lujuriosa.

—¿En serio no entiendes lo que trato de decir? —se lamentó Jamie dejando caer su cabeza entre sus manos.

—Si, si creo que si Jamie —le aseguró—. Yo también quiero todas esas cosas. Sólo que no ahora. Y dado que siento que no me puedo dedicar a una sola mujer, ¿qué quieres que haga?

—No lo sé Ryan. Sólo me parece injusto para las mujeres que quieren más de ti y para ti misma.

—En cierto nivel puede que tengas razón —respondió pensativamente—. Pero yo siento que no estaré preparada para eso dos años más al menos. ¿En realidad estás sugiriendo que debería célibe por tanto tiempo?

—¿Cuánto tiempo lo fuiste? —bromeó Jamie.

—¿Cuenta cuando me quebré las costillas? —preguntó esperanzada.

—No. Quiero el récord con el cuerpo sano.

—Mmm, supongo que unas dos semanas durante los exámenes finales — respondió al fin.

—¡Dos semanas! ¿Me quieres decir que no has dejado de tener compañía femenina por más de dos semanas en tu vida adulta? — Jamie estaba sinceramente asombrada.

—Amo a las mujeres, Jamie. Verdaderamente amo a las mujeres. Amo encontrarlas. Amo hablarles. Amo la persecución. Amo cuando quieren jugar el juego tanto como yo. Amo darles placer. Amo tener a alguien nuevo todo el tiempo. Nunca jamás me aburro ¾ confesó—. ¿Cuantas mujeres pueden decir eso? —preguntó en un lastimero reto.

—Estoy de acuerdo en que tu vida sexual es muy estimulante Ryan. ¿Pero en quién confías? ¿Con quién te sientes completamente cómoda? ¿Quién sabes que siempre estará allí para ti?

—Mmm, pues, ahhh, tú, Jamie —dijo con una expresión completamente abierta y confiada en su rostro—. Me siento cómoda contigo. Confío en ti. Sé que estarás allí para mí. No tengo que tener sexo contigo para sentirme así, ¿verdad? —preguntó inocentemente.

—Oh Ryan, eso es tan dulce —dijo echando sus brazos alrededor de su cuello y dándole un firme abrazo—. Nunca dejas de sorprenderme.

—Esa es sólo una de mis tantas habilidades —respondió con una sonrisa mientras estiraba la mano y alborotaba el cabello de Jamie.

* * * * * * * * * * * *

Después de su última clase Jamie camino hacia casa y comió una ensalada. Pasó una hora preparándose para la clase del martes, después subió a su auto y condujo hacia la tienda de bicicletas.

Bill se alegró verla y la saludó calurosamente. —Vas a adorar tu nuevo medio de transporte —dijo con entusiasmo. Mientras hablaba se abrió camino en el laberinto de bicicletas, deteniéndose finalmente a tomar una y subirla por arriba de su cabeza—. Aquí está —dijo con orgullo.

Jamie quedó muy complacida. Su nueva bicicleta era de color anaranjado fosforescente brillante. —Hasta se ve veloz —dijo con deleite. Los componentes eran de la mejor calidad, pero no los más caros. Se sentía muy satisfecha con su elección. Bill pasó una buena media hora indicándole todos los componentes y dándole un manual de instrucciones para cada uno. Finalmente la hizo sentarse en la bicicleta mientras ésta estaba permanecía sobre soporte de entrenamiento. Ajustó el cuidadosamente asiento y los pedales. Le enseñó como trancar sus nuevos zapatos de carreras en los pedales y la hizo practicar como desatrancarlos varias veces.

Después tuvo que decidir que tipo de portabicicletas comprar para su auto. Discutieron las diferentes opciones antes de escoger un modelo ligero y plegable que reposaba sobre el maletero y el parachoques trasero de su auto.

—¿Cómo puedo proteger mi nueva belleza contra robos? —preguntó.

—Solo hay un modo que yo sepa —respondió sabiamente—. ¡Mantén tu trasero en el asiento! — aseveró rotundamente.

—¿Esos candados no sirven? —preguntó señalando la variedad de gruesos candados que había contra la pared.

"They work very well if you are protecting your bike from someone who doesn’t really want it," he flatly stated.

—Funcionan muy bien si estas protegiendo tu bicicleta de alguien que en realidad no la quiera robar —respondió rotundamente.

—Quiero poder llevármela al campus. Creo que el único modo en que puedo entrenar al máximo es yendo en bicicleta a todos lados —se lamentó.

—Creo que te tengo una solución —dijo Bill—. Me dieron una bicicleta de montaña en un recambio el otro día. Es una buena bicicleta y pienso que te quedaría perfectamente. El costo es como $1800 nueva, pero te la puedo dar por $200. Tiene como cinco años y la pintura esta un poco saltada, pero le puse neumáticos y zapatillas de freno nuevos. Y ¾ agregó sabiamente—, algo bueno de entrenar en una bicicleta más pesada, es que tu bicicleta de carretera se sentirá como el aire. También podrías ir con Ryan en alguno de sus paseos nocturnos a Mt. Tam.

—No sabia que paseaba por ahí —admitió.

—Oh, es una escena impresionante —rió—. Tienes que convencerla de que te lleve, pero lleva curitas. Es un grupo duro —dijo con un guiño.

Jamie y Bill subieron las bicicletas al nuevo portabicicletas. Manejó hasta su casa e inmediatamente montó su bicicleta de carretera para probarla. Le encantó la libertad que le sentía al ser capaz de acelerar por las calles de Berkeley. "Creo que esto realmente me va a gustar", pensó con una sonrisa de satisfacción.

* * * * * * * * * * * *

Después de una hora placentera paseando en su bicicleta, Jamie se dirigió hacia su casa para cambiarse a su ropa de ejercicio. Se puso una sudadera sobre su conjunto de licra y salió para el gimnasio.

Mientras se apuntaba, vio a la administrativa con quien había hablado durante su primera visita al gimnasio: —Hola, —dijo en su habitual modo amable—. ¿Me recuerdas?

—Si, claro que si —respondió la mujer—. ¿Decidiste hacerte miembro?

—Si lo hice. Me gusta mucho el lugar. Mi entrenadora también quedó muy impresionada.

—No sabía que tenías tu propia entrenadora —respondió.

—Si, ahora trabaja en un gimnasio en la ciudad, pero está buscando cambiar. Esta consiguiendo más clientas en East Bay y creo que ahora preferiría trabajar por acá ¾ exageró un poco.

—Dile que me buscarme la próxima vez que este aquí ¾ respondió la mujer—. Tal vez podamos hacerle una oferta para que trabaje aquí.

—En realidad soy su agente de negocios —dijo confiadamente cambiando de exageración a mentiras descaradas—. ¿Qué clase de trato podrías ofrecerle? —demandó yendo directo a los negocios.

Se movieron hacia la oficina de la encargada donde Jamie tomo asiento de manera informal. —Nuestro contrato estándar es que las entrenadoras independientes nos paguen $200 por mes para poder usar las facilidades. No hay cargos adicionales cuando trabajan con un miembro pero cuando tienen una clienta de afuera ellos o la clienta pagan $10 por hora.

—Mmm, ¿cuantas horas por semana trabajan la mayoría de sus entrenadoras? —preguntó.

—No mucho, probablemente cinco más o menos. Algunas hasta diez.

—Entonces, si mi entrenadora trabajara de quince a veinte horas por semana, ¿qué le podrías ofrecer?

—Podría rebajar la cuota mensual —ofreció.

—¿En cuánto? —pregunto Jamie.

—¿La mitad? —respondió un poco tentativamente.

—Es justo ¾ acordó Jamie—. Pero me gustaría que tuviera algún beneficio por las nuevas miembros que trajera al gimnasio. ¿La cuota mensual para un miembro es $85 por mes cierto?

—Correcto.

—¿Y Ryan te pagaría $100 para usar las facilidades si trabajaba 15 horas por semana cierto?

—Correcto de nuevo.

—¿Aceptarías renunciar completamente a la cuota si trae cinco nuevos miembros?

La encargada lo pensó uno momento antes de decir: —Si, lo haría. De todas maneras hacemos la mayoría de nuestro dinero de la cuota mensual, así que eso nos ayudaría a ambas —admitió.

—¿Necesitas más entrenadoras ahora? —Jamie decidió que bien podría dar el golpe final.

—Sólo para las horas verdaderamente poco atractivas, como a las 6 a.m. —ofreció tentativamente.

—¿Cuánto por hora?— Jamie noto algo de debilidad.

—¿$15? —respondió esperanzada.

—No —Jamie se mostró reacia—. No podría dejar que trabajara esas horas por menos de $25 por hora.

—¿Cuantas horas está disponible? —preguntó la mujer.

Jamie reviso su agenda reflexivamente. No tenía absolutamente nada sobre el horario de Ryan, pero creía recordar que estaba libre hasta las 8 a.m. —Está disponible de 5:30 a 7:30 de lunes a viernes —respondió confiadamente.

—Trato hecho ¾ respondió la mujer extendiendo la mano y suspirando aliviada porque Jamie no vendía seguros de vida ni pantanos.

* * * * * * * * * * * *

Después de dejar la oficina, Jamie frotó las manos mientras exploraba el gimnasio. Ahhh, clientas potenciales, pensó con entusiasmo. Estudió cuidadosamente a todas las mujeres desde su posición en una caminadora. Finalmente vio a una mujer que parecía tener dinero y estar totalmente perdida. Jamie bajó de la caminadora de un salto y se posicionó al lado de la confundida mujer. —¿Necesitas ayuda? —preguntó gentilmente.

—Oh, sí, supongo que sí —aceptó la mujer—. Alguien me explicó cómo usar esta máquina la semana pasada, pero he olvidado cómo ajustarla.

—Yo también me confundo —admitió Jamie—. Por eso es que empecé a trabajar con una entrenadora —dijo conspiratoriamente.

–Una entrenadora, ¿eh? Trataron de que contratara a una cuando vine por primera vez, pero realmente no me gustó la mujer que trabaja a esta hora —dijo con pesar.

—¿Por que no pruebas la mía? —preguntó casualmente Jamie. —Estoy segura de que te gustaría. Todos la quieren. Normalmente esta en la Península, pero ahora esta dedicando algunos días por la semana a sus clientes en East Bay. Es simplemente fabulosa. ¾ articuló esta última declaración presentándole la tarjeta de Ryan, que había robado mientras Ryan no miraba.

—¿Es muy cara? No quiero gastar mucho —respondió.

—¡Oh es terriblemente cara! —se lamentó Jamie—. ¡Es definitivamente un asalto! Pero es tan fantástica que se puede dar el lujo hacerlo. — Si había una cosa de la cual Jamie estaba segura era que la gente rica les gustaba quejarse de lo caro que costaban las cosas. Pero también les gustaba pagar de más por lo que estuviera de moda—. ¡Me cobra $125 pero he oído que sus cuotas subirán otra vez! Tendré que empeñar mi Porsche si me cobra mucho más. La veo tres veces por semana ahora, y eso realmente suma.

—Guau, eso sí que es mucho. ¿De veras piensas que vale la pena?

Jamie se inclinó y le susurró conspiratoriamente: —Fui a un evento de beneficencia la semana pasada en un minivestido entallado de Dolce & Gabana. Obtuve más atención de la que podía manejar. Mi cuerpo entero a cambiado desde que empecé a trabajar con Ryan. Yo pienso que vale tres veces más de lo que le pago —confesó—. ¡Pero no se lo digas! ¾ dijo con una vigorosa risa.

—Tengo mi reunión de quince años de la universidad esta primavera. Si me pudiera poner en forma le estaría eternamente agradecida.

—¡Esa es la actitud! —dijo Jamie con entusiasmo—. ¡Tus antiguos compañeros de clase pensarán que encontraste la fuente de la juventud! ¿Por qué no me das tu número y le pediré a Ryan que te llame? —dijo con un guiño.

* * * * * * * * * * * *

Después de otras dos visitas al gimnasio, Jamie había llenado cada hora de la tarde de Ryan. Lo único que faltaba era decirle a Ryan que tenía un trabajo nuevo.

El viernes después de clases, se sentaron en su lugar acostumbrado a tomar un jugo. ¾ Mmm Ryan —empezó nerviosamente—. He esta interfiriendo en tu vida personal ¾ miró hacia el piso, aparentemente avergonzada.

—¿No me encontraste una novia estable verdad? —preguntó frunciendo el ceño en broma.

—No, nada de ese estilo. ¿Recuerdas que me dijiste que preferías trabajar de este lado de la bahía? —preguntó con una sonrisilla expectante.

—Siiii —respondió lentamente Ryan.

—¿Lo decías en serio? —otra pequeña sonrisa.

—Siiii.

—Pues, como que te conseguí trabajo —admitió por fin.

—¡¿Me conseguiste qué?! —preguntó asombrada Ryan.

—¿Te conseguí trabajo? —volvió a decir hesitante.

El rostro de Ryan se relajó en una indulgente sonrisa. —¿Y piensas darme los detalles, o simplemente me presento y me dan mi uniforme? No me molesta cocinar hamburguesas pero odio hacer papas fritas. Es muy difícil sacarme el aceite del cabello.

—No tonta —rió golpeándola ligeramente en el hombro—. Te conseguí trabajo en ‘Women Power’ y creo que realmente te va a gustar.

Ryan continuó mirándola con una sonrisilla interrogante en su rostro así que Jamie le promocionó su trato: —Quieren que trabajes cada mañana antes de la universidad. Sé que te gusta levantarte temprano y pensé que podrías trabajar el turno de la mañana y evitar el tránsito. Entonces eso es de las 5:30 a las 7:30. Querían pagarte $15 por hora, pero te conseguí $25 —dijo orgullosamente. Se detuvo un milisegundo para respirar—. Después aceptaron dejar que entrenes gente allí sin tener que pagar la cuota mensual siempre y cuando lleves cinco nuevos miembros —otra pequeña pausa—. Te cobrarán $10 por hora para que entrenes a tus clientas privadas, pero si es una cliente que tú llevaste o un miembro no tienes que pagar nada —hizo una pausa más larga para respirar profundamente—. Oh y te conseguí siete nuevas clientas privadas que aceptaron pagarte $125 por hora cada una. Y eso llena todas tus horas libres. ¿Que tal lo hice? —Soltó el aire que recientemente había inspirado y miró la cara asombrada de Ryan.

El silencio continuó por algún tiempo mientras Ryan continuaba mirándola fijamente con la boca abierta. —Pues Dios. Estaba trabajando en un lugar que no me gustaba, hacía poco dinero, trabajaba horas horribles cuando estaba cansada, no tenía vida social, y me forzaba a montar mi moto a la hora del tránsito más pesado. Me encontraste un trabajo donde trabajo la mitad de las horas por casi mismo dinero, durante las horas que me gustan, y recupero mis noches. También me ahorras $250 por mes en cuotas, y me has encontrado nuevos clientes que valen $875 por semana —aquí hizo una pausa para resaltar el efecto—. Supongo que estuviste bien —declaró casualmente. Después de un momento sus ojos se volvieron juguetones. Se levantó de su silla y se paró frente a Jamie—. Sabes lo que tengo que hacerte, ¿no? —preguntó severamente.

—N..n..no, —respondió Jamie, un poco temerosa de su reacción frente a su intromisión.

—Esto —dijo poniendo sus grandes manos alrededor de la pequeña cintura de Jamie y poniéndola de pie sin esfuerzo. Esos ojos profundamente azules la miraban con admiración, mientras Ryan se inclinaba acercándose a ella y le daba un casto beso en cada mejilla, seguidos por un muy fuerte y muy expresivo abrazo—. Eso es lo más lindo que alguien jamás haya hecho por mí, Jamie —le susurró al oído mientras se formaban lágrimas en sus ojos—. No sé cómo agradecértelo —dijo roncamente.

Los ojos de Jamie se cerraron cuando se relajó completamente en el abrazo. Habría estado contenta de quedarse así el resto del día pero Ryan finalmente la soltó. —Tengo que admitir que tenía mis propias razones egoístas —dijo Jamie, también ella un poco emocionada—. Quería que estuvieras disponible para poder ir a andar en bicicleta conmigo algunas noches. En realidad, escuché algo sobre unos paseos tremendos en Mt. Tam ¾ guiñó.

—Mejor nos ponemos a entrenas si quieres hacer esos, niña. Allí es donde van las niñas grandes —dijo sabiamente.

—Tú eres una niña grande, ¿no puedo ir contigo? —preguntó con descaro.

—Te llevaré a dónde quieras Jamie, absolutamente a cualquier lado ¾ respondió seriamente mientras fijaba sus ojos azul claro en la cara sonriente de Jamie.

* * * * * * * * * * * *

Ahora que Jamie se sentía cómoda con sus dos bicicletas y Ryan tenían su nuevo horario de trabajo arreglado, se sentaron a diseñar su estrategia de entrenamiento. Ryan estuvo de acuerdo en que Jamie necesitaba montar una de sus bicicletas lo más posible. Así que Jamie decidió ir a todos lados de Berkeley y Oakland en bicicleta, en vez de usar su auto. Esos cortos paseos le darían algún de tiempo de estar en el asiento de la bici y acostumbrarse a montar. También acordaron que necesitaría al menos dos días en los que recorriera lentamente distancias largas. Ryan sugirió que empezara con 15 Km. dos veces por semana. Después aumentaría la distancia cada semana. También recomendó que Jamie anduviera cuesta arriba en los cerros más empinados al menos una vez por semana. Jamie decidió que empezaría a hacerlo en los cerros de atrás del campus de Berkeley.

 Arreglaron para reunirse en el gimnasio tres tardes por semana después de la última clase de Ryan. Como había seis grupos mayores de músculos, Ryan recomendó trabajar dos grupos por visita. También sugirió trabajar las piernas de Jamie los días que no entrenara en la bicicleta.

 

Al lunes siguiente, Jamie se reunió con Ryan en el gimnasio precisamente a las 4:00 p.m. Jamie llevaba puesto una playera azul que cubría un sujetador deportivo gris. Sus shorts de licra también eran grises y sus calcetas blancas apenas sobresalían de sus zapatillas altas de entrenamiento. Ryan vestía su nueva polo de ‘Women Power’. La camisa negra era suelta, permitiéndole mucho movimiento pero escondiendo sus curvas. En letra cursiva color violeta sobre la parte izquierda de su pecho tenía escrito ‘Women Power’. En la parte de atrás, en letras de molde de 2cm también violeta, decía "Entrenadora Personal". Las mangas terminaban justo encima de los codos, escondiendo efectivamente sus bíceps. ¡No puedo creer que voy al gimnasio con ella y aún no puedo ver sus músculos! Además, pantalones deportivos de nylon bloqueaban la vista de Jamie impidiendo que disfrutara de los músculos de las piernas de Ryan.

Jamie estaba contenta de ver que Ryan se sentía como en casa aunque fuera su primer día como empleada. Saludó a Jamie cálidamente cuando entró al área de entrenamiento. ¾ Hola jefa —sonrió—. ¿Ya me conseguiste un aumento? Es mi tercer hora aquí, ya sabes.

Jamie sólo esbozó una sonrisa ganadora antes de responder: —Entonces hoy hacemos tronco y hombros, ¿no? entrenadora.

—Sí. ¿Anduviste en bicicleta esta tarde? Sentía un poco de envidia cuando estaba en el laboratorio de química, pensando que tú andabas pedaleando por allí —dijo Ryan melancólicamente.

—Claro que sí. La computadora de viaje que me convenciste comprar es genial. Me deja mantener una buena cadencia, exactamente como me dijiste. Practiqué tratando de pedalear en un círculo parejo y tratando de jalar al levantar el pie y de empujar al bajarlo. Y te tengo que decir que esa bici es un sueño. Habría seguido montando años atrás de haber tenido una bici como esta. Se siente como si no hiciera ningún esfuerzo.

—Estoy realmente contenta de que estés feliz con ella —dijo Ryan—. Sabia que Bill no te aconsejaría mal, pero si estaba algo preocupada de que te sintieras mal por haber gastado tanto —admitió.

—No, para nada. Tengo tendencia de pensar sobre mis decisiones financieras con mucho cuidado, como puedes atestar —dijo con una amplia sonrisa—. Pero una vez que tomo una decisión no la cuestiono —dijo confiadamente.

—Bueno, sé que te gustará andar y pienso que también disfrutarás haciendo los ejercicios. Eres una persona muy orientada a sus metas y creo que este desafío mantendrá tu interés.

Jamie estaba encantada de que Ryan conociera esos detalles sobre su personalidad sin que se los hubiera dicho explícitamente: —¿Con qué empezamos hoy?

Ryan la guió a una banca de pesas y la sentó. —Ok, vamos a empezar con tus hombros. Los músculos de tus hombros empiezan aquí —golpeó suavemente en los hombros— y terminan aquí —golpeó suavemente el centro de la parte superior de su brazo. Estos se llaman deltoides. Hay otro grupo de músculos aquí —tocó la espalda de Jamie arriba del omóplato— que se llama el rotor del hombro. Consta de cuatro músculos previene el brazo salga de la articulación. Están justo debajo del deltoides. Trabajaremos los dos grupos de músculos. Normalmente uso mancuernas para los hombros. Encuentro que son un poco más fáciles de controlar. Y el control es muy importante para los hombros. Es muy importante hacer estos ejercicios correctamente porque los rotores se lesionan fácilmente.

A Jamie le gustaba mucho que Ryan le explicara verbalmente al mostrarle cómo hacer los ejercicios. Las explicaciones le ayudaban bastante porque ella procesaba las cosas tratando de entenderlas antes de probarlas físicamente. Ryan parecía comprender eso y tenia mucho cuidado de asegurarse de que Jamie entendiera las cuestiones fundamentales.

—Es muy importante que hagas los ejercicios en el orden que te digo. Haremos prensa, levantamiento lateral, levantamiento delantero y prensa de espalda. Puedes alzar las pesas más pesadas con la prensa y las más livianas con la de prensa de espalda —miró a Jamie con expresión seria—. ¿Alguna vez te lastimaste los lumbares, cuello tus codos?

—No, jamás he tenido algún daño significante —replicó Jamie.

—Vaya, a mi padre sí que le gustaría poder cambiarme por ti —rió—. Él tenía que llevarme a la urgencia casi todas las semanas.

—Apuesto a que eras una salvaje —dijo Jamie.

—No sabes ni la mitad —admitió.

* * * * * * * * * * * *

Hicieron todos los ejercicios. Ryan estaba muy atenta a la postura y posicionamiento de Jamie. La animaba, pero no la presionaba, como había visto hacer a otros entrenadores. Ryan sabia que Jamie se presionaría, y se aseguró de contenerla un poco, para evitar que se lastimara.

Cuando terminaron con los ejercicios de los hombros pasaron a los lumbares. Ryan de nuevo le explicó el cómo y por qué de los ejercicios y le dijo que para hacerlos no necesitarían pesas. Después de mostrarle a Jamie cómo hacer una extensión de espalda y una inclinación pélvica, ésta recordó que esos eran los ejercicios que había aprendido cuando jugaba golf en la secundaria.

—¿Estabas en el equipo de golf? —preguntó Ryan con interés—. Eso es grandioso. ¿Sabes?, yo jamás le he pegado a una bola de golf.

—Pues tendremos que remediar eso, señorita —respondió Jamie—. Me encantaría hacer algo en lo que te puedo ganar —rió.

Después pasaron a los ejercicios abdominales. Jamie también conocía algunos de esos de su entrenamiento para el golf. Ryan le enseñó seis ejercicios diferentes y le recordó que tenía mucho potencial en esa área.

Al terminar de la hora la mente de Jamie daba vueltas. Cuando se sentó en la banca para secarse, vio que Ryan hacía anotaciones en una libreta.

—Toma Jamie, te hice esto —dijo extendiendo la libreta hacia Jamie.

En el cuadernillo de tapas de piel y hojas sueltas, Jamie vio todos los ejercicios que habían cubierto, apuntados y descritos minuciosamente. En los ejercicios para las piernas también estaban anotados la posición del asiento y los ajustes de las barras. Bajo cada descripción había una serie de columnas que indicaba la fecha, hora, número de repeticiones, series y una columna donde Jamie debería indicar como se sentía al empezar los ejercicios, en una escalda del 1 al 10. Jamie estaba encantada y su cara lo reflejaba. —Ryan, es tan considerado de tu parte —dijo con entusiasmo.

—Jamie es lo menos que puedo hacer después de todo lo que has hecho por mí —dijo sinceramente.

—Me gusta cuidar de mis amigos, Ryan.

—Entonces tengo mucha suerte de que me cuentes entre ellos —respondió Ryan. Mientras decía esto se sentó detrás de Jamie en la banca y empezó a masajear sus hombros. Lo hizo por unos 5 minutos, hasta que Jamie dejó caer su cabeza hacia adelante completamente relajada.

—Dios, sí que eres buena. Esas manos deberían estar registradas con el gobierno —dijo suspirando.

—Bueno, cierto modo lo están. Tengo licencia para hacer esto —declaró.

—¿Eres masajista también? —preguntó incrédula.

—Sip, estas bebés están entrenadas y licenciadas —alzó sus manos con una sonrisa orgullosa—. Cuando tomaba clases para ser entrenadora personal decidí que bien podría estar lo más entrenada posible. Estoy contenta de haberlo hecho. Realmente aprendí mucho sobre cómo relajar a la gente después de un entrenamiento arduo. Y es una habilidad que también viene muy bien para mi vida privada —sonrió elevando y bajando las cejas.

—Bueno, ciertamente me has relajado, no creo que pueda moverme, y mucho menos volver a casa en bici —se quejó.

—Tengo mi moto, déjame darte un aventón a casa —ofreció Ryan.—. Después de que te duches podemos ir a comer algo y después puedes venir en el auto a buscar tu bici.

—Eso se oye muy atractivo —estuvo de acuerdo Jamie—. ¿Pero estás segura de que estás dispuesta arriesgarte a la ira de Cassie sí está en casa?

—Si, lo estoy. Me tomó por sorpresa la última vez. Ahora estoy lista para ella —se frotó las manos de modo amenazador estrechando los ojos.

* * * * * * * * * *

CONTINUARA....

(*) Player: (Jugador o jugadora) En el contexto de las citas, persona que tiene muchas conquistas pero no una pareja permanete. Una especie de versión moderna de Don Juan.

 

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