Guía Episodios

Introducción

Acto 1

Acto 2

Acto 3

Acto 4



 

ACTO CUARTO

 

ABRE DE NEGRO:

 

EXT. CAMPAMENTO - MAÑANA - PRESENTE

 

Aunque el sol ya ha salido, Xena y Gabrielle siguen tumbadas cómodamente y agarradas juntas por debajo de las mantas. La nariz de Gabrielle se mueve nerviosa, y cuando alza una mano para frotarla, sus párpados se abren y se van ensanchando a medida que va siendo consciente de la luz que rodea el campamento. Muy lentamente, vuelve su cabeza y encuentra a Xena mirándola y sonriendo.

 

XENA

Buenas.

 

GABRIELLE

Bue... Xena, es... bien por ti,

¡prácticamente es media tarde!

 

XENA

(divertida)

No es tan tarde. Además,

serás capaz de caminar más lejos

con más de dos horas de sueño.

 

La sonrisa de Xena se ensancha mientras la piel de Gabrielle se va ruborizando lentamente hacia una tonalidad rosa. Entonces ella se acerca a Gabrielle y la besa sonoramente.

 

GABRIELLE

(aturdida)

Vaya.  ¡Deberíamos dormir

hasta tarde más a menudo!

 

Xena se ríe, suelta a Gabrielle y salta sobre sus pies, tomando su cuero y su armadura y deslizándola diestramente sobre sí. Alcanza el top de Gabrielle, que había ido a parar a cierta distancia en un arrugado montón, y lo lanza a la bardo, que lo agarra sonriendo.

 

GABRIELLE

(continúa)

Me alegro de que no cayera en el fuego

o hubiera tenido que regresar

a esa pútrida cosa verde.

 

Xena finge que se estremece.

 

XENA

Ni lo pienses.

 

Alza la vista al despejado cielo.

 

XENA

(continúa)

Buen tiempo.  Vamos, comeremos

por el camino. Si hacemos una buena marcha,

podríamos llegar antes de la puesta de sol.

 

GABRIELLE

¡Detrás de ti!

 

 

CORTE A:

 

EXT. CAMINO - MAÑANA - PRESENTE

 

Mientas siguen la marcha, Xena nota los ojos de Gabrielle sobre ella. Finalmente, Xena gira la cabeza y mira a Gabrielle.

 

XENA

¿Qué?

 

GABRIELLE

(inocentemente)

¿Yo? Oh, nada.

 

Echa una larga y deliberada mirada al chakram de Xena. Después sonríe dulcemente a su alma gemela.

 

XENA

Nada, ¿eh?

 

GABRIELLE

¡No! Nada de nada.

 

 

XENA

(con resignación)

Vaaale. Supongo que te prometí

terminar con esto...

 

Se detiene mientras mira a lo lejos; sus pensamientos lo están aún más.

 

XENA

(continúa)

Para responder a tu pregunta de anoche, sí, me quedé. 

Pasaron unas tres semanas o así antes de que

se curaran mis heridas y recuperase mi fuerza.

No había modo de que hubiera tenido una posibilidad

de enfrentarme a los hombres del Khan antes de eso,

y Eneas parecía de alguna manera inocente…

 

CORTE A:

 

EXT. TEMPLO - DÍA - PASADO

 

El número de soldados buscando refugio en el templo había aumentado a cerca de cuarenta. Xena permanecía a un lado, observando con rencorosa aprobación mientras peleaban en grupos de dos, tres o cuatro. Habían mejorado mucho con el entrenamiento de Eneas, y ahora parecían un ejército en vez de un grupo de mercenarios mal emparejados. Cerca de allí, un grupo de caballos relinchaban en un corral improvisado con los árboles.

 

CORTE A:

 

INT. TEMPLO - DÍA - PASADO

 

Enfundando su espada, Xena se gira y se adentra en el templo. Eneas está sentado sobre un tronco en el vestíbulo principal. En su mano hay un objeto plano y circular que nunca había visto antes. Mientras lo observa, él lo arroja descuidadamente lejos. Golpea una columna arrojando chispas, rebota y golpea la estatua de Ares sentada en el altar y después otra columna, antes de dar media vuelta y regresar directamente a su mano.

 

Xena sonríe con satisfacción.

 

XENA

Bonito juguete.

 

Eneas la mira y le devuelve la sonrisa.

 

ENEAS

Lo es, ¿verdad? Pero me pregunto...

¿puede un juguete hacer esto?

 

Arroja el objeto de nuevo. Golpea la columna, rebota y se dirige a la estatua. Con un pequeño zumbido, corta por completo el cuello de la estatua de Ares. La cabeza de la estatua golpea el altar mientras el objeto continúa su trayecto golpeando otra columna y yendo a parar profundamente al pecho de un desafortunado mercenario que simplemente caminaba al interior. La mirada en la cara del hombre es de terrible sorpresa al tiempo que sus rodillas lentamente se doblan y se desploma sobre el suelo, muerto.

 

Una sonrisa maliciosa aparece en el rostro de Xena mientras mira desde la estatua sin cabeza hacia el hombre muerto, y luego hacia Eneas que sonríe con satisfacción.

 

XENA

Enséñame como hacer eso.

 

 

Levantándose de su taburete, Eneas empuja al hombre muerto tirado a sus pies y extrae el arma, limpiando la sangre sobre el uniforme del hombre. Se vuelve hacia Xena, con la satisfacción claramente pintada en su cara.

 

ENEAS

Yo… no creo. Verás… El chakram…

este chakram en particular…

es un arma muy especial,

entregado sólo al más especial.

 

Xena saca su espada a la velocidad del rayo y detiene la punta contra el cuello de viejo sacerdote.

 

XENA

He dicho… que me enseñes

cómo hacer eso.

 

ENEAS

Y yo te dije…

 

Levantando su brazo, le da un golpe fuerte a la espada de Xena con el borde del chakram. Entonces, antes de que ella pueda reaccionar, empuja el centro de éste sobre la espada y girándolo, le arrebata el arma de las manos haciéndola volar por el templo y caer sobre el altar. 

 

ENEAS

 (continúa)

No.

 

Xena gruñe. Tiene los puños apretados y sus ojos relampaguean iracundos. La sonrisa de Eneas se ensancha, completamente impasible.

 

ENEAS

 (continúa,coloquialmente)

Vaya fuego… ¿Sabes?, armas parecidas a

ésta son comunes en la tierra llamada India.

Deberías simplemente irte de aquí y tratar

de conseguir una.  O… si deseas ésta…

 

Tira el arma de nuevo hacia la columna.

 

ENEAS

 (continúa)

Agárrala.

 

Los ojos de Xena se estrechan mientras mira intensamente el arma rebotar de una columna a otra, dejando atrás chispas en su camino. Choca contra el altar, se da la vuelta en el aire y se dirige directamente hacia la cabeza de Xena.  Instintivamente, ella baja la cabeza y siente el aire pasar sobre ella a menos de un centímetro. Pega en la pared y rebota zigzagueando entre dos columnas.

 

Ella se endereza y continúa observándolo intensamente mientras éste realiza otro recorrido por el templo, pegando en la estatua y viniendo de nuevo derecho hacia ella. Esta vez se queda donde está y alza la mano. El chakram llega hasta ella, cortándola profundamente. Mira el arma en su mano y la sangre que gotea lentamente al suelo, perdiéndose la sonrisa secreta y grata de Eneas.

 

El sacerdote se acerca a ella y le quita el arma de la mano. Su cabeza se alza ligeramente, con unos ojos penetrantes tan pálidos que casi parecen ser del mismo color que la parte plateada del chakram.

 

XENA

 (bajo, con fuerza)

Enséñame.

 

Eneas finge pensar en ello.

 

ENEAS

Tal vez. Pero por un precio.

 

Xena enseña sus dientes. 

XENA

¿Qué precio?

 

ENEAS

 (con despreocupación)

Oh, uno pequeño, de verdad.

Ciertamente menos de lo que

costaría mi entrenamiento.

 

Xena gruñe.

 

Eneas se ríe.

 

ENEAS

 (continúa)

Te podría pedir que te inclines

y prometas servir a Ares

como tu señor y amo.

 

XENA

Lo puedes intentar.

 

 

ENEAS

Si, podría.  Pero no lo haré…

Al menos, no todavía.

 

Otro gruñido.

 

ENEAS

 (continúa)

Lo que te pediré es…

 

Él camina hacia el altar, barre los pedazos de mármol de la estatua descabezada y agarra un mapa apergaminado que esta a un lado. Lo desenrolla y usa el chakram para sujetar una esquina mientras intenta verlo.

 

ENEAS

 (continúa)

Hay un pueblo al norte de aquí. No esta lejos,

como a un cuarto de día a caballo. Es muy pequeño;

ni lo suficientemente grande como para tener una guarnición de

hombres de Khan, aunque sí hay bastantes de sus guardias allí.

Dentro del pueblo está la casa del capataz,

y en esa casa, hay una estatua de oro del mismo

Khan. Es como una ley.  Quiero esa

estatua.  Tráemela y te daré las lecciones.

Claro que, de todas formas, tendrás que encontrar

tu propio chakram, pero al menos, cuando

lo hagas, sabrás como usarlo. ¿Te parece bien?

 

La expresión en el rostro de Xena le dice exactamente lo que esta pensando de su plan, pero luego accede de mala gana.

 

ENEAS

 (continúa, agradado)

¡Bien! ¡Bien! Tú querrás, por supuesto, llevarte

a los hombres. Si no es otra cosa, al menos

 será tu oportunidad de determinar si nuestro

entrenamiento tuvo los beneficios esperados, ¿no?

 

XENA

Esta bien. ¿Cuándo?

 

 

ENEAS

No hay nada como el presente.

 

CORTE A:

 

EXT. AFUERAS DEL PUEBLO - ATARDECER - PASADO

 

Xena y el resto de sus hombres están escondidos entre el largo pasto que crece por las colinas que rodean el pequeño pueblo. Las únicas personas en la calle son los hombres de Khan, bien armados y vigilantes. Las antorchas alumbran cada unos cuantos pasos. La casa del capataz se encuentra justo en el centro, rodeada por siete guardias armados. El único camino de entrada al pueblo está vigilado sólo por dos.

 

XENA

 (susurrando)

Cuando me deshaga de los dos guardias, entraremos.

Maten a cualquier hombre que alce sus armas

contra vosotros. No me importa lo que hagáis con los

demás hombres, pero dejad a la mujeres y

niños en paz. Si veo que intentáis tocarle un

pelo a alguna mujer o niño, desearéis

 estar muertos. ¿Comprendido?

 

HOMBRES

(susurrando)

¡Si, Xena!

 

XENA

Bien. Ketalus,

dame tu arco.

 

Tomando el arco, Xena lo tensa y lanza dos flechas, una tras otra. Los dos guardias caen al suelo silenciosamente. Devuelve el arco y saca su espada.

 

XENA

 (continúa)

¡¡Atacad el pueblo!!

 

HOMBRES

¡¡¡¡¡YAAAAAAAHHHHHHH!!!!!

 

CORTE A:

 

EXT. PUEBLO - NOCHE - PASADO

 

El pueblo es un completo alboroto, mientras Xena y sus hombres pelean para abrirse camino por las estrechas calles. Xena pelea como una posesa, matando fácilmente a los hombres de Khan mientras contrarresta sus golpes de espada y agarra sus flechas. Detrás de ella, varios de sus soldados se separan. Tres llevan antorchas para quemar las casas. Otros cinco arrean a las mujeres y niños que huyen hacia un área protegida, lejos del campo de batalla. Otros saquean las casas que todavía no arden, saliendo con diversos tesoros.

 

Xena se dirige a la casa del jefe, ataca a un hombre desarmado que esta frente a  ella, lo patea y tira su cuerpo encima de dos soldados de Khan que venían hacia ella corriendo. Al caer ellos hacia atrás, lanza su grito de batalla mientras salta, y se lanza al aire para pasar por encima del montón, dando otra vuelta antes de aterrizar, y continúa su carrera hacia la enorme casa en mitad del pueblo.

  

Un guardia, le dispara desde bien cerca. Xena agarra la flecha y se la devuelve, atravesándole la garganta. Mientras él cae, otros dos vienen hacia ella. Los agarra, estrella sus cabezas una contra la otra y los arroja sobre la pila. Levanta una pierna y, dando una patada, abre la puerta y se desliza dentro de la casa.

 

CORTE A:

 

INT. CASA DEL JEFE - NOCHE - PASADO

 

 Un anciano vestido en una bata adornada con piel, la mira con pálido rostro.

 

JEFE

P-por favor...

 

XENA

Anciano, tu estatua. La quiero.

 

JEFE

P-pero no puedo...

 

XENA

Claro que puedes. Búscala. Ahora.

 

 

JEFE

¡P-por favor, no! ¡Me esta prohibido!

 

XENA

¡Prohibe esto!

 

Apuñala al hombre en la barriga, gira su espada, le da la vuelta bajo su brazo y mata a otro guardia que iba rápidamente hacia ella.

  

XENA

(Continúa)

¡JA!

 

Moviéndose rápidamente, recorre las habitaciones hasta que localiza la estatua en lo alto de un pequeño altar.

 

La agarra, y le echa una rápida mirada. Parece hecha de oro puro y está exquisitamente detallada con piedras preciosas.

 

XENA

(Continúa)

Exquisitooooo.

 

Con la estatua bajo el brazo, se escabulle entre las habitaciones, se enfrenta con tres hombres de Khan, los mata y sale corriendo hacia fuera.

 

CORTE A:

 

EXT. PUEBLO - NOCHE - PASADO

 

Xena agarra una antorcha y la mueve sobre su cabeza.

 

XENA

¡¡Regresemos!!

 

Tira la antorcha dentro de la casa del jefe, envolviéndola en llamas instantáneamente. Mira a un guardia  herido, que se queja a sus pies.

 

XENA

(Continúa)

Dile a Khan, que Xena le envía sus saludos.

 

Con un clamor de triunfo, treinta de los cuarenta hombres que acompañaban a Xena se reorganizan tras ella, y abandonan la ardiente villa que, al despertar, estará llena de aflicción y muerte.

 

CORTE A:

 

INT. TEMPLO - NOCHE - PASADO

 

Eneas se detiene lleno de expectación al ver a Xena pasearse por el vestíbulo del templo con la estatua moviéndose en su mano. Ella se sonríe burlonamente cuando lo ve, y le lanza la estatua.

 

XENA

Aquí tienes, anciano.

 

Eneas coloca la estatua en el altar, sin apenas darle un vistazo.

 

ENEAS

Confió en que todo salió bien.

 

XENA

Como quitarle un dulce a un bebe...

 

 

ENEAS

Perfecto.

 

Xena mira el chakram que cuelga de la cadera de Eneas.

 

XENA

Sacerdote, cumplí con

mi parte del trato...

 

ENEAS

 Así lo has hecho. Así lo has hecho.

¿Cuándo deseas comenzar?

 

XENA

(burlonamente)

No hay mejor momento que el presente.

 

CORTE A:

 

INT. TEMPLO – NOCHE - PASADO

 

Escenas de Eneas enseñando a Xena cómo lanzar y agarrar el chakram. Él le da un trozo grueso de piel para que se envuelva la mano y no se corte, y pacientemente comienza a enseñarle. Es una ágil estudiante y, en poco tiempo, observa con orgullo cómo ella intenta lanzamientos más y más complicados. Pronto se deshace de la piel con que envuelve la mano ya que Xena atrapa el arma sin cortarse. Eneas asiente y sonríe lleno de satisfacción cuando ella trata de ejecutar un complicado movimiento.

 

CORTE A:

 

INT. TEMPLO - DÍA - TRES DÍAS DESPUÉS

 

Eneas se levanta de su asiento en el altar cuando Xena entra,

 

ENEAS

¿Estoy en lo cierto al pensar que ha llegado la hora

de marcharte de mi elegante establecimiento?

 

XENA

Tengo que marcharme.

 

ENEAS

(sabiamente)

La llamada de la batalla canta

en tu sangre, ¿no?

 

XENA

Algo así.

(pausa, de mala gana)

Gracias… por curar mis heridas y

ayudarme a fortalecerme. 

Y por no tratar de convertirme.

 

Eneas se ríe.

 

ENEAS

Oh, yo creo que ya te has convertido, Xena.

Sólo que no lo sabes todavía.

 

XENA

Lo que sea.  Oye, tengo que irme...

 

ENEAS

Un momento, si me permites. 

Tengo algo para ti. Ven.

 

CORTE A: 

 

EXT. TEMPLO - DÍA - PASADO

 

La lleva a través del Templo y entran al patio. Un patio ocupado ahora por los soldados montados a caballo con los que trabajó y a los que ella ayudó a entrenar durante su estancia.

 

ENEAS

(continúa)

Son tuyos, Xena.

Considéralo un regalo de despedida

de un… admirador.

 

Xena lo mira con desconfianza.

 

 

ENEAS

(continúa)

Te dije que si me ayudabas a entrenarlos,

podrían ser muy valiosos para ti, ¿no? 

Además, no tengo necesidad de tantos

soldados atestando este templo. 

Se protege a sí mismo. 

Por favor llévatelos. Son tuyos ahora.

 

HOMBRES

¡Xena!  ¡Xena!  ¡Xena!

 

XENA

Yo... Gracias.

 

ENEAS

Para mí es un placer...  Oh,

y antes de que te vayas, un cosa más.

 

Mete la mano en los pliegues de su bata, saca el chakram y se lo extiende a ella.

 

ENEAS

Esto es tuyo también.

 

Xena abre la boca un poco sorprendida.

 

XENA

Pero...

 

ENEAS

Te dije que era una arma muy especial para un

guerrero muy especial. Tú, Xena,

eres ese guerrero. Tómalo con mis mejores

deseos. Úsalo para orgullo de Ares.

 

 

Xena cierra un poco sus ojos. Eneas se ríe, encantado.

 

ENEAS

(Continúa)

Siempre el alma desconfiada.
Me gusta eso en un guerrero.
Ahora, tómalo.

 

Despacio, alarga su mano y coge el chakram. Él lo suelta, y ella se toma un momento para mirarlo. Entonces ella intenta verlo a través del aro. Sus ojos ríen. Sin decir una palabra, da la vuelta y se monta en uno de los caballos que unos de sus soldados nuevos esta aguantando para ella.

 

XENA

Vámonos.

 

 

Eneas observa mientras los soldados forman filas ordenadas y siguen a su nuevo comandante fuera del claro. Detrás de él, el templo resplandece y brilla, entonces desaparece.  Mientras tanto, su cuerpo también resplandece y brilla, y vuelve a su forma verdadera.

 

ARES

Hasta la próxima, Xena.

Hasta la próxima.

 

 

FUNDIDO A NEGRO.

 

DESCARGO

El canon de Xena, tras haber dicho "Me preguntaba cómo serías” en

The Reckoning no fue herido durante la producción de esta película.